Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente… Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. (Apocalipsis 14:1, 4).
El cristiano verdadero no lo es por temor, por miedo a la condenación final o al rechazo y el desamparo de Dios en esta vida. Tampoco lo es por interés, porque hace un “cálculo”, y considera que estando con Jesús le va a ir bien en esta vida, que tendrá éxito material, familiar, de salud, asegurados.Lo es por elevadas razones morales y espirituales: ha encontrado en Cristo el Camino, la Verdad y la Vida, el Pan de vida, el Agua de la vida, el Tesoro escondido, la Perla de gran precio, la Luz del mundo, aquel que satisface sus más hondas necesidades existenciales, espirituales y morales.
Ha decidido seguir a Jesús; es decir, no va delante de Jesús, haciendo sus propios planes y proyectos de vida, pidiéndole a Jesús meramente que bendiga y prospere sus deseos personales, sino que se coloca detrás de Cristo, mirándolo fijamente, tomando su cruz, para seguirlo por donde la sabiduría y el amor infinitos de Jesús lo guíen.
Sigue a Cristo cuando él le pide que adopte una conducta ética que muchas veces está a total contrapelo de la ética del mundo, aun cuando eso implique soportar el ridículo y la burla de quienes todavía no han tenido la alegría de haber percibido la belleza de Cristo y de su voluntad moral para el ser humano.
Sigue a Cristo cuando tiene que elegir con quién formar una pareja y un hogar, cómo alimentarse, cómo recrearse, y su estilo de vida en general.
Pero, no termina aquí su seguimiento, su discipulado. Cuando su Señor y Salvador regrese a poner fin a la historia dramática de esta Tierra, para abrir una nueva era eterna de amor, paz e inmortalidad, y con su voz omnipotente lo llame para que salga de la tumba, también en ese momento será obediente a su palabra, y rebelde a la muerte por el poder de Cristo resucitará para encontrarse con su Salvador ahora cara cara y para siempre, sin separación ni distancias que lo alejen de él.
DEVOCIÓN MATUTINA JÓVENES 2015
EL TESORO ESCONDIDO
Un encuentro con Dios en tu juventud
Por: Pablo M. Claverie
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