Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios. Éxodo 34:29
Aquella mañana Moisés bajó del Sinaí con las tablas de la Ley. Pero había algo especial en él: “Descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía”. Su rostro manifestaba que había estado con Dios. No podía ocultarlo.
En la Biblia, varios personajes revelaron en su mirada lo que llevaban dentro, su semblante fue testigo silencioso de su situación espiritual. Tal fue el caso de Caín, cuyo rostro expresaba la culpabilidad del homicida cuando Dios lo encontró; y el de Isaac, cuya mirada revelaba resignación y obediencia cuando le permitía a su padre ofrecerlo en sacrificio a Dios.
El rostro de Giezi palideció cuando vio cómo brotaba la lepra en su piel por su acto de codicia. El rostro de Saúl, delante de sus invitados a cenar, delató su furia hacia el joven David. El de Pedro, cuando no pudo soportar la mirada de Jesús, luego de haberlo negado.
Pero el mayor ejemplo de un rostro que refleja el poder del cielo es el de Jesús. Su semblante irradiaba paz, simpatía, esperanza, perdón. Dice Elena G. de White: “En su rostro pálido y ansioso había algo que tocó sus corazones. En ese rostro vieron dignidad y autoridad, y cada mirada, cada facción de su semblante, hablaba de compasión divina y de amor indecible” (Cristo nuestro Salvador, p. 44).
Tarde o temprano, nuestro semblante revelará nuestros vínculos con el Padre celestial. ¿Cómo te presentarás hoy delante de los demás? ¿Dejarás ver todo tu dolor, angustia y tristeza? ¿Qué verá la gente en ti? Eso depende de con quién hayas estado hoy. Si has estado con Jesús, no importa cuán grandes sean tus problemas o perplejidades, tu rostro irradiará paz, fortaleza y esperanza. Por lo tanto, tu tarea más importante de este día es tener un encuentro con el Señor.
Busca hoy a Dios, y tu rostro lo manifestará.— Gabriela Hernández de Medina.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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