“Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirlo, diciendo: ‘Señor, ten compasión de ti mismo. ¡En ninguna manera esto te acontezca!’ Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ‘¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres’ ” (Mateo 16:22, 23).
Jesús se había retirado con sus discípulos al norte de Galilea. “¿Quién dicen las gentes que soy?” “¿Y vosotros quién decís que soy?”, les preguntó. La respuesta de Pedro, “tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, hizo mucho bien a Jesús en aquel momento. Entonces, Jesús les anunció que pronto tendría que padecer a causa de los dirigentes religiosos de Jerusalén y ser muerto para resucitar al tercer día.
Fue entonces cuando se produjo la escena narrada por nuestro versículo de hoy, donde la bondad parece estar representada por Pedro aconsejando a Jesús evitar la cruz, mientras que la crueldad parece estar representada por Jesús quien, con su actitud, propiciaba el sufrimiento que le esperaba en Jerusalén.
La bondad de Pedro es falsa y aun diabólica, porque está insinuando a Jesús lo mismo que Satanás había estado intentando desde el comienzo de su ministerio: evitar la cruz, ya que sin cruz el diablo saldría vencedor en el gran conflicto (Juan 12:31, 32).
En cuanto a la crueldad de Jesús es aparente porque él no nos dice “niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme” (Mat. 16:24) para dejarnos después desprotegidos y solos, sino para unirnos a él y ofrecernos su protección. La falsa bondad de Pedro es confundir lo que es de Dios con lo que es de los hombres; la aparente crueldad de Jesús es entender y aceptar lo que viene de Dios y no lo que ofrecen los hombres.
“La balanza falsa es un símbolo de todo trato desleal, de todo artificio para ocultar el egoísmo y la injusticia bajo una apariencia de equidad y honradez.
Dios no favorecerá en el menor grado estas prácticas. Él repudia toda conducta falsa. Aborrece todo egoísmo y codicia. No tolerará una negociación despiadada, sino que pagará con la misma medida. […] Cuando uno se entrega al egoísmo o a la conducta indebida demuestra que no teme al Señor o reverencia su nombre.
Aquellos que están relacionados con Dios no solo descartarán toda injusticia, sino que manifestarán su misericordia y bondad hacia todos aquellos con quienes tienen que ver” (Nuestra elevada vocación, p. 227).
Porque hay un Dios en los cielos… acepta hoy su voluntad.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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