Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Mateo 16:18.
Somos seres sociales. Y Jesús, que nos creó y vivió como hombre entre los hombres, y sabe cómo “funcionamos”, creó la iglesia. Hoy, se cree que la iglesia es un concepto humano, un fenómeno meramente sociológico, una creación de los hombres, pero la realidad es que, como enseña nuestro texto de reflexión para hoy, la iglesia es un “invento” de Dios, una entidad “edificada” por Cristo.
Nuestro Señor y Salvador afirma que la edificación de la iglesia es una obra de él mismo, y nos brinda la seguridad de que, aunque los embates satánicos hayan tratado de destruirla a lo largo de su historia, y hasta la actualidad, la iglesia finalmente triunfará y no podrá ser destruida, aunque se opongan todas las fuerzas del mal.
¿Qué es la iglesia para que sea algo tan importante para Jesús, al punto de que San Pablo, más adelante, diga que él la “ganó por su propia sangre” (Hech. 20:28)?
La iglesia es el conjunto de personas que han respondido al llamamiento de Jesús a salir del pecado, de la rebelión, del mal y el error, para engrosar las filas de quienes aman a Jesús y desean ser salvos del mal.
Es la congregación de los hijos de Dios, hermanos entre sí de un modo muy particular, intenso y profundo, porque comparten una misma cosmovisión de la vida, una misma confianza en Dios, una misma fe y amor por Jesucristo su Salvador, y un mismo ideal de amoldar su vida al carácter y las enseñanzas de Jesús.
Es el lugar en el que se aprende a ser cristiano, en el que se fortalece la vida espiritual, en el que se afirman la mente y el corazón en la verdad revelada de las Sagradas Escrituras, en el que se forman lazos sublimes de amistad cristiana que perdurarán por la eternidad, en el que nos unimos bajo una causa común de tratar de bendecir a otros con nuestro servicio amoroso y la predicación del evangelio.
No te pierdas el privilegio de participar de la experiencia de pertenecer a un grupo de creyentes que, como tú, aman a Cristo y cultivan su amor por la verdad divina.
DEVOCIÓN MATUTINA JÓVENES 2015
EL TESORO ESCONDIDO
Un encuentro con Dios en tu juventud
Por: Pablo M. Claverie
0 comentarios:
Publicar un comentario