“Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios” (Hechos 8:37).
Hace varios años compré un pequeño libro de oración para jóvenes de Francisco García-Salve titulado El pez. En esa obra el autor comentaba que, desde finales del siglo II, Jesucristo era llamado “Pez”. También, aseguraba que, entre los primeros cristianos, la figura del pez era frecuente, y se conserva en epitafios, inscripciones y figuras. En algún momento, los cristianos perseguidos llegaron a reconocerse por una contraseña en forma de pez.
Durante un viaje de estudios, visité las catacumbas de Roma, cementerios subterráneos que sirvieron de refugio y lugar de culto a los cristianos durante las persecuciones del Imperio romano. En los muros de esos lugares se podían ver los símbolos cristianos del Salvador, la iglesia, la esperanza cristiana, el Espíritu Santo, que los primeros cristianos pintaban y que los perseguidores no podían entender, pero sí los fieles.
Uno de los más frecuentes era el pez: unas veces solo, otras asociado a la cruz, a un arca o barco, junto a un ancla o cerca de una paloma. Seguramente, al ver esa figura se sentían reconfortados al recordar a Dios, en quien habían creído y por quien habían dado sus vidas.
A pesar de estar presos y vivir en persecución, se gozaban en afirmar de una u otra manera que la salvación únicamente viene de Jesús. Así, podían hacer frente a todo tipo de ataques por parte de Satanás.
El símbolo del pez era un “secreto” de la iglesia primitiva para enfrentar a los emisarios del mal. “Los primeros cristianos estaban llamados a menudo a hacer frente cara a cara a las potestades de las tinieblas. Por medio de sofistería y persecución el enemigo se esforzaba por apartarlos de la verdadera fe.
Ahora, cuando el fin de las cosas terrenales se acerca rápidamente, Satanás realiza desesperados esfuerzos por entrampar al mundo. Inventa muchos planes para ocupar las mentes y apartar la atención de las verdades esenciales para la salvación.
En todas las ciudades sus agentes están organizando afanosamente en partidos a aquellos que se oponen a la ley de Dios. El gran engañador está tratando de introducir elementos de confusión y rebelión, y los hombres se están enardeciendo con un celo que no está de acuerdo con su conocimiento” (Los hechos de los apóstoles, p. 178).
Todos nosotros tenemos claves, secretos, símbolos para dialogar con el Señor.
¡Úsalos hoy! No olvides que la persecución se libra también en la mente.
Por eso es muy importante repetir este día la más sublime declaración que un ser humano puede hacer: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios”.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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