Me dirán bienaventurada todas las generaciones. Lucas 1:48
Ese día, una doncella nazarena recibió una visita angelical. El Altísimo necesitaba un cuerpo humano para redimir al hombre, y decidió tomarlo en su entraña. El arcángel le dijo: “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo” (Luc. 1:28). Y al verla temblar añadió con bondad: “No temas, María. Porque has hallado gracia ante Dios…
El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por lo cual también el santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios” (vers. 30-35). María no supo qué pesaba más, la responsabilidad o el privilegio, y sin embargo dijo: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (vers. 38).
“Un niño nos es nacido” (Isa. 9:6), decían las Escrituras. Le iba a nacer a ella, pero sería de todos. Insondable misterio. Sublime paradoja. El Creador contenido en la criatura.
Érase una doncella menudita, un lirio de temprana primavera, un trino que alegraba la pradera, discreta, pulcra y santa señorita.
Y aquella pequeñez tan exquisita que Dios en su propósito eligiera, y amara y consagrara y bendijera, gestó la redención del israelita.
Su vientre que se vio privilegiado veló la plenitud del gran Deseado, semilla del amor y la victoria, y el Hombre-Dios que vio la luz del día rompiendo las entrañas de María, abrió senderos nuevos a la historia.
¿Eres aún muy joven? Sé obediente a Dios como si Cristo aún no hubiera nacido y necesitara un vientre virtuoso.— Leticia Campechano.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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