junio 29, 2015

Danos hoy nuestro pan cotidiano | Matutina para Adultos 2015

“Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).
Los años de la posguerra fueron años muy duros para muchas familias españolas: racionamiento de los víveres, desempleo, salarios de miseria, viviendas sin los más elementales medios higiénicos. El pan estaba racionado y era escaso y negro, no porque fuera integral, sino porque estaba hecho de una mezcla de harinas de toda clase.
Mi tío José, hermano de mi madre, era conductor de camiones y hacía el transporte de pescado desde San Sebastián hasta Zaragoza, pasando por la región navarra donde, debido a sus fueros históricos y a la colaboración que prestaron en la Guerra Civil al ejército del general Francisco Franco, el pan no estaba racionado. Ahí tenían pan blanco, macerado, muy entrado en harina, esponjoso, con la costra brillante, crujiente.
Mi tío compraba unas cuantas barras de ese pan y, cuando llegaba a Zaragoza, nos traía a casa una o dos barras. Recuerdo que mi padre tomaba aquel pan en las manos, lo partía en rodajas y nos lo comíamos como postre. Para mí y mis hermanos era un verdadero festín y aún hoy, en mi mesa, yo no sabría terminar una comida sin echarme a la boca un trozo de pan.
El pan es el alimento básico de millones de personas. Representa, por consiguiente, todo lo que necesitamos para subsistir. Hasta aquí, el Padrenuestro nos ha invitado a pedir por el nombre, el reino y la voluntad divinos; ahora debemos pedir por nosotros, con esa confianza concreta y precisa del hijo que pide a su padre el alimento para poder vivir. “Danos hoy”, reza el Padrenuestro, porque Dios es el único que posee todo, el gran dador de todo y el hombre, su criatura, el que recibe todo.
 En esta oración, volvemos a ser criaturas junto al Creador, con los vínculos de confianza que nos permiten ir y venir sin preocupación porque sabemos que Dios “tiene cuidado de nosotros”.
Pero la petición del pan cotidiano va más allá de nuestras carencias materiales; pedimos también el pan de la amistad y el afecto humano; el pan del amor conyugal y la paz familiar; el pan de la salud y el gozo de vivir; el pan de la libertad y la paz social.

 Y ese pan cotidiano del Padrenuestro representa además el pan del cielo, la Palabra de Dios, el pan de vida, el que alimenta y hace vivir nuestra fe: “Escrito está: ‘No con solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’ ” (Mat. 4:4).
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
Share:

0 comentarios: