Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador… Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. Lucas 5:8, 10.
Es posible que ya hayas decidido seguir a Cristo, convertirte en un cristiano, en un discípulo suyo, y en un siervo de su voluntad y de su misión. Pero, es posible también que algunos factores te amedrenten y te impidan hacer una total entrega a Jesús. Es probable que, principalmente, te sientas indigno: “¿Cómo yo, que soy un pecador, que tengo tantos defectos, voy a llevar el nombre de Cristo, y además vaya a servirlo hablando de él a otros, cuando me equivoco tanto y soy un ser tan defectuoso?”
Esto, al parecer, le sucedió a Pedro, cuyo nombre original era Simón.
Pedro queda conmovido por la pesca milagrosa que pudo realizar gracias al poder de Jesús, a pesar de haber estado intentando pescar toda la noche, infructuosamente. Jesús se ha metido en su propio terreno, ha invadido con su amor y su poder su vida cotidiana, sus cosas más entrañables, y Pedro intuye que Jesús puede transformar todo lo que toca, tan solo con su “palabra”, que es vida, amor y poder.
Por contraste, advierte su insignificancia ante la magnificencia de Dios, toma conciencia de su pobre humanidad, de su condición pecaminosa, y entonces le dice a Jesús: “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador” (vers. 8).
Pero Jesús le contesta con la invitación que también nos hace hoy a nosotros, a pesar de nuestra pobre condición, con todo lo que eso implica: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres” (vers. 10).
Sí, es a hombres de carne y hueso como tú y yo; a seres limitados, propensos al mal, cuya condición humana luego de la caída es errática, a quienes Jesús llama para que sean sus discípulos y sus servidores entre los hombres. Los llama para que proclamen que hay un Salvador maravilloso, que dio su vida por todos, que los ama, que está intercediendo en los cielos por ellos, y que pronto vendrá para llevarlos a su reino eterno de amor y paz, donde no existirán el mal, ni el dolor ni la muerte. Él te llama a ti a servirlo y a ser pescador de hombres.
DEVOCIÓN MATUTINA JÓVENES 2015
EL TESORO ESCONDIDO
Un encuentro con Dios en tu juventud
Por: Pablo M. Claverie
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