Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53:5
Era el 24 de junio de 2006. Era un domingo, pero para aquel electricista, amigo de la familia, no significaría un día de descanso: tuvo que poner a un lado sus planes familiares para salir a solucionar un problema en casa de un cliente. Cuando terminó y estaba por irse, el perro de la casa lo mordió.
Como medida preventiva fue al médico para que le pusiera la vacuna antirrábica. La dueña del perrito se molestó tanto cuando supo que este caballero había ido a recibir asistencia médica, que insultó a la familia. Estaba indignada. En realidad, temió que el informe hospitalario del incidente acarreara consecuencias indeseadas para ella y su familia.
Es insólito. Además de tener que trabajar en domingo y recibir la mordida, el electricista debió soportar los insultos. Parece irónico, ¿verdad?, pero ¿ya consideraste cómo nos comportamos con Jesús?
Todos nosotros pecamos, y por eso necesitábamos la intervención de un experto. Cristo, el único capaz de solucionar nuestro problema, dejó la gloria celestial, se despojó de sus vestiduras reales y acudió en nuestro auxilio. Mientras trabajaba para enseñarnos a vivir como hijos de Dios, fue insultado, herido y asesinado por quienes vino a rescatar.
Y todavía hoy sigue siendo herido. Tú y yo lo herimos nuevamente cada vez que pecamos. Lo lastimamos con nuestra indiferencia, con el maltrato a los demás, la duda, la actitud quejumbrosa, las promesas quebrantadas, la suficiencia propia, los prejuicios y las actitudes negativas. Hacemos sangrar su corazón vez tras vez, y ni siquiera lo advertimos. Seguimos nuestro camino como si nada hubiera ocurrido, mientras que él sigue amando y llamando.
Hoy tenemos la oportunidad de decidir qué actitud tendremos hacia Jesús. En vez de lastimarlo, ¿le agradeceremos por su sacrificio? ¿Le permitiremos guiar nuestros pasos? ¿Seremos una bendición para quienes nos rodean? ¿Hablaremos de su amor?.— Rhodi Alers de López.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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