junio 14, 2015

El Dios que calma las tormentas | Matutina para Jóvenes 2015

Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Marcos 4:39, 40.
¡Qué escena maravillosa! Ese humilde galileo, a quien pocos segundos antes se lo encontraba aparentemente impotente en los brazos de la debilidad humana, a tal punto que fue el único que se quedó dormido, ahora, como Dueño y Señor de la naturaleza, emite una poderosa orden, cargada de una autoridad y un poder que solo puede detentar el Creador y Sustentador del universo, Dios mismo.
Y al instante, aquellas fuerzas incontrolables de la naturaleza, las cuales aun hoy en día, con todo su avance científico y tecnológico el hombre no ha podido dominar, se calman súbitamente, como si fuesen un potrillo salvaje que, al fin, mansamente se entrega en manos de su domador, porque sabe que es inútil resistirse: “Cesó el viento, y se hizo grande bonanza” (vers. 39).
Jesús nos invita a mirar la realidad con otros ojos: no simplemente con los ojos humanos, que ven solamente la realidad visible, palpable, sino también, y sobre todo, a percibir la realidad con los ojos de la fe; con aquellos ojos que nos permiten atisbar el mundo invisible, el mundo de Dios. Es la mirada que nos puede hacer vivir confiados en el amor y el poder de Dios, nuestro Padre, aun en medio de las tormentas de la vida; aun, y especialmente, en esos momentos en los que sientes que te hundes, y que vas camino a la destrucción.
Es la mirada que te puede hacer sentir seguro, sabiendo que tu Dios es mayor que tus problemas, y que Jesús tiene poder suficiente para calmar las tormentas externas, de las circunstancias que te oprimen, afligen y desesperan; como también las tormentas internas, de tus luchas espirituales, morales y psicológicas. Porque él es el Dios todopoderoso, que creó el universo con su palabra poderosa, y con esa misma palabra puede devolverte la paz y la calma que tanto necesitas. Porque, como dice un hermoso himno cristiano:
“Calmas las iras del negro mar; las luchas del alma las haces cesar, y así, la barquilla do va el Señor hundirse no puede en el mar traidor”.*
* Himnario adventista (Buenos Aires: ACES, 2009), N° 414.

DEVOCIÓN MATUTINA JÓVENES 2015
EL TESORO ESCONDIDO
Un encuentro con Dios en tu juventud
Por: Pablo M. Claverie
Share:

0 comentarios: