junio 25, 2015

Padre nuestro que estás en los cielos | Matutina para Adultos 2015

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación” (2 Corintios 1:3).
“Padre”, es el título que Dios se da por nosotros en esta oración. Dios mismo nos ha revelado ese nombre y lo ha puesto en nuestra boca. Quiere que nos dirijamos a él como un hijo lo hace a su padre, con el mismo respeto, con el mismo afecto, con la misma confianza. ¿Por qué ha escogido Dios tal nombre?
Porque quiere que en el mismo umbral de la oración modelo, al comienzo de todas sus súplicas, aparezca, como una manifestación de su gracia, el milagro de la reconciliación. Dios quiere que el Padrenuestro sea una respuesta de la buena nueva de nuestra adopción.
No nos engañemos, estábamos perdidos y en nuestro extravío perdimos a nuestro Padre celestial; nuestra incredulidad, nuestra rebeldía y nuestro egoísmo nos convirtieron en huérfanos, sin Padre, sin Dios. Pronunciar, por consiguiente, ese nombre, ignorando la buena nueva de la reconciliación, es una mentira, más aún, es una pretensión diabólica, porque solo Jesús es por derecho Hijo de Dios y solo él puede llamar a Dios Padre, nosotros no.
 Pero Jesús, en la cruz, nos ha reconciliado con Dios, nos ha transmitido el derecho de hijos, nos ha hecho posible la adopción filial: “Porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gál. 3:26); “Habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba Padre” (Rom. 8:15). Jesucristo nos ha abierto la puerta de la casa paterna donde podemos contemplar los tesoros del corazón de Dios abierto a sus hijos.
Y decimos “Padre nuestro”, no “mi Padre” porque es una oración de intercesión en la que nos presentamos al Padre como representantes de la familia humana, del mundo entero que, por nuestro medio, tiene así acceso al trono de la gracia y a la ternura del Padre de todos.
Seguimos diciendo, “que estás en los cielos” para recordarnos que nuestro Padre es Dios. Ese cielo es la divinidad, es la soberanía, la gloria del Padre nuestro, su independencia y libertad absolutas; el misterio de su presencia cerca de cada uno de nosotros y, a la vez, de la infinita distancia que lo separa de nosotros. El “Padre nuestro que estás en los cielos” está en los cielos porque es Dios y solo la oración de la fe, la oración de los hijos de Dios puede alcanzarle y tocarle. Sí, es Padre, pero es también Dios.
No olvides hoy que Dios es tu Padre. Te pareces a él. Le perteneces. Permítele cuidarte como uno de sus amados hijos.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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