junio 26, 2015

Dios nos libró de la muerte | Matutina para Mujeres 2015

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Salmo 23:4
En 1990, mi esposo decidió que yo lo acompañara a Guatemala. Él tenía planes de comprar un camión en ese país. Yo estaba emocionada porque me gustaba viajar con él. Le pedimos a mi madre que se quedara en nuestra casa para cuidar a nuestras hijas.
Viajamos en autobús de Chiriquí, Panamá, a San José, Costa Rica, y de allí volamos hacia Guatemala. Al día siguiente, el vendedor del camión nos mostró muchos vehículos de esa clase, pero no había ninguno con las especificaciones que mi esposo buscaba. Tendríamos que esperar casi quince días para que llegaran nuevos camiones.
Los días pasaron lentamente. Al principio estábamos contentos, pero al pasar los días nos preocupábamos porque no se concretaba la transacción. Al fin llegaron los camiones y mi esposo escogió uno. Comenzaron a revisarlo y ponerlo en buenas condiciones para la venta. Estábamos contentos porque mi esposo tenía un nuevo camión, pero cansados de estar fuera de casa. Ahora teníamos que manejar de Guatemala a Panamá.
Era viernes, como a las cinco de la tarde, cuando decidimos emprender el viaje de regreso. Yo le dije a mi esposo: “Puedes manejar mientras yo canto y oro para recibir el sábado”. Sabíamos que pronto sería sábado y estábamos en duda si conducir o no, pero seguimos. Como estábamos apurados, quisimos rebasar unos autos que iban lentamente adelante. Cuando cambiamos al carril contrario para rebasarlos, vimos que no habría tiempo suficiente, pues venían otros vehículos de frente.
Yo enmudecí, y solo pensaba: “Dios mío, nos vamos a estrellar de frente, nos vamos a matar. ¡Qué horrible!”. Mi esposo palideció y reaccionó: frenó y giró bruscamente a la izquierda para salirse del carril y no causar daños a los vehículos que venían. Yo sufrí varias fracturas en la cara, los dientes y la columna. Mi esposo tuvo un golpe fuerte en el costado derecho.
Doy gracias a Dios que nos sacó de la carretera en el momento preciso. Aunque es difícil comprender todas las cosas que nos suceden, quiero animarte: ¡confiemos siempre en Dios!.— Hilda María Castro.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE

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