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Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Mateo 5:7.
Friedrich Nietzsche,* al que ya hemos citado varias veces, propiciaba la formación del “superhombre”; un hombre que estuviera “más allá del bien y del mal”. Él entendía que el instinto natural del hombre es satisfacer su egoísmo, mandar, ser obedecido, adueñarse de otros, acometer, violentar si es necesario, adueñarse de lo que se considera propio: la voluntad de poder.
Los verdaderos valores del hombre, del “noble”, el “aristócrata”, el “virtuoso”, como él lo denomina, son la voluntad de dominio, la valentía, la fortaleza, la creatividad, la satisfacción de sus placeres (lo dionisíaco, diría él) y de su propia voluntad.
¿Te gustaría vivir en un mundo según Nietzsche? ¿Un mundo en el que impere la ley del egoísmo, la ley del más fuerte; donde nadie tenga misericordia de nadie; donde, a semejanza del paradigma evolucionista para el mundo natural, solo sobrevivan los más “aptos”, los mejor dotados? ¿Y dónde los pobres, los débiles, los minusválidos no solo fueran abandonados a su suerte sino también eliminados de la sociedad?
En contraste con la propuesta satánica de Nietzsche, Jesús propicia un mundo en el que impere la misericordia como uno de sus valores más importantes. Jesús sabe cuán frágiles y limitados somos. Sabe cuántos dolores atraviesan nuestro corazón. Sabe de nuestras miserias morales. Conoce la fuerza de la tentación. Conoce el dolor de la culpa.
Sabe cuánto sufrimiento causan la pobreza, la enfermedad, los desastres naturales, las pérdidas materiales y humanas, el extravío de nuestros hijos, y tantos otros dramas humanos que nos toca padecer por vivir en este planeta participante del “terrible experimento de la rebelión”. Sabe “que somos polvo” (Sal. 103:14). Y, por todo esto, su noble y tierno corazón se inflama de misericordia por nosotros; y nos invita a tener la misma mirada compasiva hacia todos los que nos rodean.
Y tú ¿a quién prefieres seguir, a Nietzsche o al tierno y amante Jesús, quien por la infinita misericordia que tuvo por la humanidad fue hasta la Cruz para lograr su salvación y su felicidad eternas?
*Este gran filósofo fue hijo y nieto de pastores luteranos, y toda su familia era religiosa cristiana.
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