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“Pero a mi siervo Caleb, por cuanto lo ha animado otro espíritu y decidió ir detrás de mí, yo lo haré entrar en la tierra donde estuvo, y su descendencia la tendrá en posesión (Números 14:24).
El éxodo y la posesión de la tierra prometida habrían podido concluir cuarenta años antes si los doce espías que fueron a la tierra de Canaán hubieran tenido la actitud de Josué y Caleb. De regreso a Cades-Bamea trajeron a la congregación frutos de la tierra; asimismo, hubo dos informes: el de Josué y Caleb y el de los otros diez expedicionarios (Núm. 13:3-14, 38).
Estableciendo la correspondencia entre el éxodo y la peregrinación de la Iglesia en este mundo, Elena de White dijo: “Durante cuarenta años, la incredulidad, la murmuración y la rebelión impidieron la entrada del antiguo Israel en la tierra de Canaán. Los mismos pecados han demorado la entrada del moderno Israel en la Canaán celestial. En ninguno de los dos casos faltaron las promesas de Dios” (El evangelismo, p. 505).
¿Qué había de diferente en la actitud de Caleb? El primer contraste entre Josué y Caleb y los diez espías fue la incredulidad de unos y la fe de los otros. La incredulidad suponía el olvido de las maravillas que Dios había hecho a favor de Israel (Núm. 14:11), así como una constante ingratitud al Padre celestial (Números 14:3) que fomentaba en el pueblo pesimismo, desesperación, obstinación, críticas contra los líderes y la necia idea de regresar a Egipto (14:1-4).
Le fe de Josué y Caleb no cerró los ojos a las complejas condiciones del éxodo, tampoco fue irracional ni temeraria, más bien, fue sincera y objetiva. La fe generó valor en lugar de desaliento, absoluta confianza en la Providencia (14:5-9).
El segundo contraste entre los diez espías y Josué y Caleb fue la fidelidad; los primeros no fueron fieles a Dios en sus caminos; Josué y Caleb, por el contrario, anduvieron siempre en pos del Señor (32:11, 12).
El tercer contraste fue la consagración, la abnegación y el espíritu de sacrificio. Nueve veces aparece la palabra “nosotros” en el informe de los diez espías, pero Josué y Caleb se olvidaron de sí mismos y pusieron todo lo que poseían al servicio del pueblo de Dios.
Finalmente, los diez espías y el pueblo que les seguía quisieron apedrear a Josué y Caleb (14:10), su violencia criminal contrastó con el espíritu de solidaridad y unidad que durante cuarenta años manifestaron Josué y Caleb.
Como Josué y Caleb, tú también puedes hoy mostrar una actitud diferente al pesimismo imperante y reconocer a Dios delante de los demás.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015 Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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