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Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Filipenses 4:19.
Mi hermana en Cristo y amiga, Jihnny, y yo habíamos orado y planeado nuestro segundo viaje misionero a Cuba. La noche antes de partir, comenzamos a preocuparnos por el exceso de peso del equipaje. Abrimos nuestras maletas para ver qué sacábamos. Pesamos las maletas otra vez: la mía pesaba más de 25 kilos y la de ella un poquitito por encima de 20. Casi no dormimos y, cuando salimos a las tres de la mañana para el aeropuerto de Toronto, nos encomendamos al Señor.
Una vecina de Jihnny supo de nuestro plan misionero, y elevó a Dios una oración que parecía haber llamado a todo el Cielo en favor de nosotras.
Sabíamos que nuestro equipaje excedía el peso permitido, pero no deseábamos sacar nada, pues sabíamos que todo haría falta en Cuba. Al llegar nuestro turno, puse mi valija para que fuera pesada. Cuál no fue mi sorpresa cuando el equipaje, que pesaba en casa más de 25 kilos, ¡ahora marcaba exactamente 20!
Más sorprendida estuvo Jihnny cuando puso la de ella, ¡y marcaba 13! Jihnny tiene ojos grandes, pero, al ver el número de la balanza, parecía que se le querían salir de su lugar; y le dije: “¡Guarda los ojos, mujer, que los ángeles están trabajando!” Cuando contamos este milagro a algunas personas, nos miran con incredulidad. Buscan la “lógica” para explicar lo sucedido. ¿Por qué será que tantas personas no creen que nuestro Padre todavía obra milagros? Le pedimos a Dios un milagro, y él nos lo concedió.
¿Por qué vamos a mirar las cosas de otra manera? Tenemos un Dios que todavía abre el Mar Rojo y el Río Jordán en nuestras vidas, de acuerdo con su voluntad. No dudes. Pide y él responderá, pues “esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1 Juan 5:14-15).
Nuestro Padre celestial está ansioso por darnos bellas, ricas y abundantes bendiciones. Vayamos a él confiados, y el hará de acuerdo con su voluntad. Esta es su promesa; ¡reclámala!-Mirthica Duthil.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015 Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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