abril 12, 2015

Gedeón y sus trescientos | Matutina para Adultos

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“Entonces Jehová dijo a Gedeón: ‘Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré y entregaré a los madianitas en tus manos; váyase toda la demás gente cada uno a su lugar’” (Jueces 7:7).
Cuando llegó el momento de librar la batalla contra los madianitas, Gedeón recibió la orden de depurar el ejército. Los que tuvieron miedo o los que doblaron sus rodillas para beber agua fueron excluidos, solo quedaron trescientos hombres armados con bocinas y cántaros con teas encendidas en su interior.
En medio de la noche, divididos en tres compañías, debían acceder al campamento madianita desde distintas direcciones. Cuando recibieron la indicación, tocaron las bocinas, rompieron los cántaros y sacaron las antorchas, gritando todos a la vez en nombre de Dios y Gedeón. La sorpresa y el alboroto fue grande entre los madianitas, de manera que se mataban unos a otros. Así vencieron trescientos hombres desarmados a diez mil madianitas.
¿Por qué el Señor usó aquellos medios para reducir el contingente de soldados israelitas? El siguiente comentario resulta esclarecedor: “El carácter se prueba a menudo por los medios más sencillos. Los que en un momento de peligro se empeñaban en suplir sus propias necesidades, no eran hombres en los que se podía confiar en una emergencia. […]
Escogió a hombres que no permitieron que sus propias necesidades les hicieran demorar el cumplimiento del deber. […] El éxito no depende del número. A Dios no le honra tanto el gran número como el carácter de quienes le sirven” (Patriarcas y profetas, p. 533).
Gedeón no era un personaje importante, no ocupaba un puesto preeminente en Israel. Era, según él mismo declaró al ángel de Jehová, “el menor en la casa de mi padre”. Pero era un hombre sincero con enorme valor, pues se atrevió a derribar el altar que su familia tenía levantado a Baal. Un hombre humilde dispuesto a no confiar en sí mismo, sino en Dios.
Sin armas convencionales, con un restringido ejército, aplicando una estrategia determinada por el Señor, Gedeón y sus trescientos obtuvieron un triunfo impensable.
“Dios no escoge siempre, para su obra, a los hombres de talentos más destacados sino a los que mejor puede utilizar. […] El Señor puede obrar más eficazmente por medio de los que mejor comprenden su propia insuficiencia, y quieran confiar en él como su jefe y la fuente de su poder” (ibíd., p. 595).
¿Te sientes débil e incapaz de vencer? Deja hoy que el Señor fortalezca tu vida.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015 Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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