abril 26, 2015

Dios mira el corazón | Matutina para Adultos

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“Pero Jehová respondió a Samuel: ‘No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón’ ” (1 Samuel 16:7).
Mil años antes de que los pastores de Belén oyeran cantar al coro angelical y fueran a adorar al niño Jesús en el establo de Belén, otro pastorcillo cuidaba los rebaños de su padre en las mismas colinas de Belén.
Aquel muchacho llegó a ser el más grande de los reyes de Israel, un brillante estratega militar, un músico virtuoso, un genial compositor y poeta, ancestro de Jesús de Nazaret, un tipo del Mesías Rey, un hombre según el corazón de Dios…
Pues bien, ni sus hermanos, ni su padre, ni el propio profeta Samuel habían visto en aquel muchacho rubio, de bello aspecto, de estatura normal, experto con la honda, valiente con las bestias que atacaban al ganado, otra cosa que un músico sensible y un pastorcillo responsable. Samuel se equivocó, porque al ver a Eliab, el primogénito de Isaí, muy parecido a Saúl en estatura, de porte principesco y bellas facciones, pensó que él era el elegido del cielo, pero el Señor le dijo:
“No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”. ¿Por qué escogió Dios a David? ¿Qué vio el Señor en él? Observó su corazón.
Al respecto, Elena de White dice lo siguiente: “La sabiduría y la excelencia del carácter y de la conducta expresan la verdadera belleza del hombre; el valor intrínseco y la excelencia del corazón determinan que seamos aceptados por el Señor de los ejércitos. […]
Del error de Samuel podemos aprender cuán vana es la estima que se basa en la hermosura del rostro o la nobleza de la estatura. Podemos ver cuán incapaz es la sabiduría del hombre para comprender los secretos del corazón o los consejos de Dios, sin una iluminación especial del cielo” (Patriarcas y profetas, p. 626).
Aunque el profeta realizó en secreto la ceremonia del ungimiento y el joven pastor volvió a las colinas con los ganados de su padre, para David fue el anuncio del destino sagrado que le esperaba, por eso decidió ser siempre fiel al propósito de Dios. Todo eso vio la Providencia en el corazón de David.
Recuerda hoy que Dios observa tu corazón. El carácter es lo que único que llevarás al cielo.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015 Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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