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Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma. Rut 4:14, 15.
La situación se tornaba cada vez más difícil para la familia; los recursos y el alimento escaseaban, de modo que decidieron emigrar. Elimelec, cuyo nombre significa “Dios es rey”, tomó la iniciativa: entregó sus propiedades y partió con su esposa, Noemí, y sus dos hijos en busca de nuevos horizontes.
Aparentemente, todo fue bien en Moab, la tierra que había sido maldecida por Dios. Pero después de unos años, las desgracias comenzaron a desencadenarse: Noemí enviudó en tierra extraña, y quedó sin hijos y con dos nueras moabitas. Oyó que en su tierra “Jehová había visitado a su pueblo para darles pan” (Rut 1:6), y lo tomó como una señal de que debía regresar a donde estaba el Señor. Todavía no comprendía por qué había perdido a su esposo y a sus hijos, pero reconocía que él provee a su tiempo. Volvió a Belén acompañada de su nuera Rut.
En ese tiempo, Dios había instituido un plan por el cual las familias recibían las tierras como herencia perpetua. Pero las propiedades de Elimelec estaban en manos de otros, y Noemí necesitaba de un “goel” para recuperarlas. Un goel era el redentor que podía pagar el precio de un familiar que había sido tomado cautivo, o que podía redimir la propiedad de algún familiar que había incurrido en deudas, para que volviera a quedar en manos de la familia.
También debía casarse con la viuda si el difunto no había dejado descendientes. Noemí necesitaba un goel, un redentor, y utilizó su astucia para conseguir que su nuera Rut llamara la atención de Booz, quien podía ser su goel. El plan funcionó: Booz se casó con Rut.
La amargura de Noemí se tornó en alegría cuando nació Obed, hijo de Rut y de Booz. Las mujeres le decían a Noemí: “Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente [goel]” (Rut 4:14). Esta es una declaración profética, pues ¡el nombre de Obed está en la genealogía de nuestro Redentor, Jesucristo!
Aunque regresó con amargura y con las manos vacías, en Belén Noemí encontró su goel. ¿Lo has encontrado tú?-Nibia Mayer.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015 Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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