“Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado sobre su hombro.
Se llamará su nombre ‘Admirable consejero’, ‘Dios fuerte’, ‘Padre eterno’, ‘Príncipe de paz’ ” (Isaías 9:6).
En cierta ocasión, fui a Gibraltar para hacerme cargo de dos pequeñas iglesias: La Línea de la Concepción y Algeciras (Cádiz, España). Entre las personas que estaban recibiendo estudios bíblicos, había una señora culta y de buena posición. Un día, al presentarle el estudio sobre la profecía bíblica, quedó muy impactada por el cumplimiento de las profecías mesiánicas de Isaías:
–¿Cuándo fueron escritas? –preguntó.
–Setecientos años antes de Cristo –respondí.
–Pero ¿acaso se trata de una interpolación, es decir, una especie de profecía post eventum? –cuestionó la señora.
–Imposible, porque en una copia del profeta Isaías, del año 150 a.C. hallada entre los manuscritos del Mar Muerto, ya se encontraban esos textos –fue mi respuesta.
–¿No serán el resultado de una intuición sabia o del acierto casual de Isaías? –interpeló la mujer.
–No, solamente por inspiración divina, pudo el profeta hacer anuncios tan precisos y detallados –le contesté amablemente.
En efecto, la profecía mesiánica, contrastado su cumplimiento por el Nuevo Testamento, es uno de los testimonios más convincentes del origen divino de las Escrituras y de la autenticidad redentora de Jesús. Tanto en los Evangelios como en las predicaciones de los apóstoles del libro de los Hechos, y en las Epístolas, se da fuerza probatoria al mensaje acerca de Jesús con la frase “para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta” (Mat. 2:23). Tanto el nacimiento como la pasión del Hijo de Dios, su obra y el profundo significado teológico y salvífico de su muerte, estaban predichos por los profetas bíblicos.
Isaías, el profeta mesiánico, nos anuncia el nacimiento virginal del Mesías (7:14), sus títulos y nombres (9:6), el espíritu que Dios le otorgaría (11:1, 2), el gozo de su advenimiento (25:9), la obra del precursor (40:3-5), la gloria de su advenimiento (62:11), el carácter espiritual de su obra (61:1-3), el carácter vicario
de sus sufrimientos y muerte (53:2-9). El profeta Daniel predijo la fecha de su bautismo y de su muerte (9:24-27), Miqueas el lugar de su nacimiento (5:2), Zacarías su entrada triunfal en Jerusalén y el espectáculo de la cruz (9:9; 12:10), Hageo la entrada en el templo del Deseado de todas las gentes (2:7).
Hoy demos gracias a Dios por la certeza de la palabra profética.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
0 comentarios:
Publicar un comentario