El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Salmo 92:12
La semillita cayó en un pedazo muy pequeño de tierra y rápidamente estuvo atrapada en la oscuridad.
“Ya no podré -decía ella- conversar con mis compañeras, ni jugar, siendo tan pequeña”.
Luego sintió el frío del agua y notó que le habían crecido raíces que la fijaban hacia abajo, cada vez más y más, buscando alimento.
“Si no rompo el grumo de tierra que me cubre -se dijo-, nunca podré ver el sol”. Y retoñó.
“¡Que bendición! Siento la brisa que me trae el oxígeno; contemplo la luz y siento el calor del sol, que me ayudará a crecer y a buscar el cielo azul”.
Cuando se dio cuenta, ya era una palmera. Sus ramas se movían al compás del aura suave. Entonces, sin ir a otro sitio ni ocupar más espacio, solo crecía en busca de las nubes. Vio que adornaba un parque; y en otro corto período de tiempo, era la reina entre todos los árboles. Allí, en aquel lugar de recreo, se empinaba para mirar las estrellas.
Quiero hacerte entender, amiga que no estudias ni trabajas fuera de casa, que solo te dedicas a tus pequeños, a tus padres ancianos o a algún ser humano discapacitado, que esta es una tarea encomiable y que el Señor la aprueba. Pero no por eso debes estancarte o sentirte infeliz o improductiva. Ahí mismo, donde estás, crece como la palmera, hacia arriba. Estudia la Palabra de Dios; ella te enseñará el camino y te dirá el próximo paso que debes dar. Disfruta de la oración y de la lluvia del Espíritu Santo, y recibirás los rayos del Sol de justicia que te calentarán el corazón, y su luz te dejará ver la senda que se extiende delante de ti.
El Salmo 32:8 fue inspirado por Dios. El salmista te dice: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”. Confía en Jehová, y crece, crece, allí, en tu espacio, hacia arriba.— Gicela Columbie.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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