“Así dice Jehová a su ungido,a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes;para abrir puertas delante de él, puertas que no se cerrarán” (Isaías 45:1).
Siempre me ha extrañado que en el Nuevo Testamento, tanto Pablo como Pedro, nos amonesten a hacer “rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que tienen autoridad” (1 Tim. 2:1, 2); que los consideremos enviados de Dios (1 Ped. 2:13, 14), porque “no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. […] está al servicio de Dios para tu bien. […] Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino
también por causa de la conciencia” (Rom. 13:1-5). ¿Cómo es posible que los dos apóstoles propongan tales cosas cuando, muy probablemente, quien dirigía el Imperio romano en ese tiempo era Nerón, un loco que les llevó al martirio? ¿Son las autoridades y las monarquías de “derecho divino”?
Dios nunca se hace cómplice de los crímenes, guerras fratricidas, uso de armas de destrucción masiva empleadas por algunos gobernantes del mundo.
No hay respuesta a mi pregunta a menos que aceptemos la realidad trágica del conflicto que libran en la tierra Cristo y Satanás y la filosofía providencialista de la historia, según la cual Dios da a las autoridades oportunidad de gobernar rectamente, probándoles en ello, controlando sus acciones de gobierno y haciendo que sus decisiones, leyes y resoluciones, reconducidas por su sabia providencia, sirvan al cumplimiento final de sus planes.
Ciro logró poner fin a la supremacía de Babilonia, una nación que había destruido Jerusalén y tomado cautivos a un buen número de hebreos. También, promulgó un decreto para reedificar la casa de Dios en Jerusalén (2 Crón. 36:22, 23), y financió gran parte de ese proyecto. Por si fuera poco, durante el primer año de su reinado autorizó también por decreto la repatriación de un primer contingente de judíos para la reconstrucción del templo (Esd. 1:1-4).
Casi doscientos años antes, el profeta Isaías había dicho de Ciro que era el ungido de Jehová, el pastor que cumpliría la voluntad divina, y el agente del cumplimiento de la voluntad divina en Babilonia (45:1; 44:28; 48:14).
Así fue y así son los planes providentes de Dios incluso con aquellos que no son su pueblo.
No olvides que, si tú no lo haces, Dios puede usar a un incrédulo para proclamar su Palabra este día.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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