noviembre 02, 2015

Vivir en libertad | Matutina para Adultos 2015

“Vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13).
Christian Boireau era el director del Departamento de Jóvenes de la Unión Franco-Belga, además, era un gran comunicador y un especialista en vuelo libre con ala delta. Conociendo su afición, en la primavera de 1992 le pedimos que presentara a nuestros jóvenes una semana de reflexión espiritual titulada “Vivir en libertad”. Las reuniones fueron inspiradoras, hubo exhibiciones de vuelo, nos contó muchas experiencias.
¡Vivir en libertad! Es la esencia de la redención. Solo se puede hablar de libertad allí donde no existe. Este mundo es una enorme prisión llena de cadenas, sufrimiento y luto. Cristo vino a “pregonar libertad a los cautivos […] a poner en libertad a los oprimidos” (Luc. 4:18) y pagó por ello un altísimo precio: ocupó nuestro lugar en esta cárcel, padeció nuestras torturas y finalmente tomó para sí la condenación de la ley, la pena de muerte y así pudimos ser libres: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres” (Gál. 5:1).
Christian nos dijo que vivir en libertad es como volar. Volar es el símbolo del dominio del espacio. Mientras miremos hacia arriba, no hay barreras porque el cielo no tiene límites; solo cuando miramos hacia abajo encontramos límites y obstáculos que sortear. Pero antes de volar hay que aprender a hacerlo porque es algo arriesgado. 
Hay que evitar las aves rapaces que saben cazar en pleno vuelo. Es necesario tener puntos de apoyo en los que reposar. Hay que saber volar en bandada, como las colonias de ánades, grullas y otras aves migratorias, formando una V en el cielo para surcar mejor el aire y ayudarse mutuamente sustituyendo, de vez en cuando, al guía del grupo. Finalmente, debemos saber que hay libertades que matan, como el diabólico “tiro de pichón”.
Mientras el animal está encerrado en su caja, cautivo, está a salvo, pero cuando le abren la portezuela de la libertad ve el cielo, sale, vuela, pero un tirador apostado detrás de la caja sigue su vuelo con un rifle y, si tiene buena puntería, lo abate…
En aquella semana de reflexión espiritual me encargaron la conclusión de las charlas y, como ilustración final, compré siete palomas, pichones de granja, a los que íbamos a poner en libertad, lanzándolos al aire. Fue impresionante, pero solo cuatro palomas emprendieron el vuelo, las otras tres, aunque lo intentaron,
cayeron al suelo porque no sabían volar, no habían aprendido a vivir en libertad.
Vive hoy la libertad que Dios te da.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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