Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Éxodo 15:2
Había sido un sábado bendecido. Algunos invitados testificaron que ese día habían sentido la presencia divina en los servicios religiosos del templo. Regresábamos felices, aunque llovía copiosamente y presentí que algo iba a suceder. Le pedí a mi esposo que aminorara la velocidad; extrañado, accedió. Hablamos sobre lo edificante de tener comunión con Dios temprano en la mañana, la mejor hora para escucharlo.
Entonces, llegamos a un semáforo que no funcionaba. Por la lluvia, no se veía del lado del acompañante. Mi esposo cruzó la calle sin ver un auto que se estrelló contra mi puerta. Mi cabeza rompió el vidrio lateral. Llamé a mis hijitos, que lloraban aterrorizados en el asiento trasero.
No podía moverme: tenía un hombro y una pierna inflamados, no podía girar la cabeza, y el dolor era terrible. Agradecí a Dios por habernos cuidado pues los niños y mi esposo estaban ilesos. Él llamó a la ambulancia y fui trasladada con el cuello inmovilizado.
Mi vida pasó por mi mente como una película: pensaba en mis hijos, mi esposo, mi familia. Me preocupaba que mis niños se quedaran solitos dentro del auto. Lloraba e imploraba a Dios que enviara a alguien que cuidara de mis niños. Justo en ese momento, una familia pastoral que pasaba reconoció nuestro auto y recogió a los niños para cuidarlos.
Me sometieron a varios exámenes para saber si tenía trauma cerebral, hemorragias internas o fracturas. El médico, asombrado, me informó que no tenía hemorragia interna.
Estos accidentes me enseñaron tres cosas: 1) Dios tiene un propósito para ti y para mí; oremos a fin de discernirlo. 2) Damos por sentado cosas sencillas como salir de casa y regresar bien. Dios nos está cuidando. 3) Dios nos habla por medio de su Espíritu. Aprendamos a escucharlo.
Amiga, te insto a que, en la quietud y el silencio del alba, exclamemos: “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré” (Sal. 5:3). Él nos ayudará en las pruebas y dificultades de cada día. ¡Dios te bendiga abundantemente!.— Yanoris Atencio de Galo.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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