“Yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; con todo ser viviente que está con vosotros: aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra” (Génesis 9:9, 10).
Recuerdo que un día, en los coloquios sobre temas religiosos organizados en interés de la reina Sofía de España por la Fundación Pensamiento y Ciencia Contemporáneos, habíamos tratado los conceptos bíblicos de cuerpo, alma y espíritu.
El ser humano no tiene un alma susceptible de separarse o salir del cuerpo cuando este muere, más bien, el ser humano es un alma. “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente” (Gén. 2:7).
El alma en el ser humano es la vida individualizada, es sinónimo de persona y designa, como el cuerpo y el espíritu, al hombre en su totalidad. Alma y vida son términos intercambiables que desaparecen ambas al morir: “El alma que peque, esa morirá” (Eze. 18:20).
Tal vez un poco confundida por la novedad de esos conceptos, conjeturando que el alma sea un principio vital propio únicamente del hombre, la reina me hizo esta pregunta: “Los perros ¿tienen alma?” No sé qué le hubieses respondido tú, pero yo no dudé un instante: “Sí, majestad, tienen alma, pero alma de perro…”
El término hebreo traducido por alma es néfesh, que designa la vida en su vitalidad; este es el sentido que la tradición del Antiguo Testamento y el judaísmo dan a esta palabra. La Biblia afirma de néfesh lo que nosotros afirmamos de la vida misma, que comienza y que acaba, que la podemos perder o conservar, que se restablece o cesa (Juec. 16:30; 1 Rey. 3:11; Isa. 53:12). La néfesh no es en absoluto inmortal. Tanto el hombre como las bestias son un alma diferenciada.
En nuestro versículo de hoy, Dios dice a Noé que establece una alianza con él y su familia y con “con todo ser viviente que está con vosotros”. La mayoría de las versiones traducen esta palabra por ‘seres vivientes’, pero el término hebreo es alma, néfesh y, como aquí se trata de los seres vivientes que entraron en el arca, es equivalente a animales.
Recuerda hoy que le debes la vida a Jesús. Decide usar lo mejor de ti para honrar y glorificar al Padre celestial.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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