“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).
Ante la universalidad del miedo, la revelación bíblica no podía silenciar un remedio para mitigar sus demoledores efectos anímicos. Así es, uno de los mayores esfuerzos de la gracia divina que nos presenta la Escritura es aquel que va destinado a calmar y controlar el miedo de la humanidad.
“No temas” es la expresión clave de toda la historia de la salvación, representa una constante de la revelación divina al hombre tras la aparición del pecado. Se ha hecho la recensión del uso de esta palabra y se ha hallado que la raíz hebrea de esta frase aparece 365 veces en el texto sagrado. Según los especialistas, esta frase es un
oráculo de salvación, una palabra revelada que promete consuelo y protección, que infunde seguridad y confianza.
“No temas” es el antídoto dado por Dios al miedo, a la desnudez y a la ocultación manifestados por nuestros primeros padres en el relato de la caída. “No temas” forma parte de las estructuras mentales del creyente condicionantes del proceso de la salvación. Es promesa y es confianza, es compromiso divino y fe humana, es providencia divina frente a las eventualidades e incertidumbres de la vida en este mundo.
A Abraham Dios le dijo: “No temas, Abram, yo soy tu escudo, y tu recompensa será muy grande” (Gén. 15:1). A los israelitas antes de atravesar el mar Rojo: “No temáis; estad firmes y ved la salvación que Jehová os dará hoy, porque los egipcios que hoy habéis visto, no los volveréis a ver nunca más” (Éxo. 14:13).
A Josué cuando iba a atravesar el Jordán: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas” (Jos. 1:9). A los pastores de Belén: “No temáis, porque yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor” (Luc. 2:10, 11). Jesús proclamó: “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino” (Luc. 12:32).
Dios desea que “no temas” produzca en todos nosotros no solo confianza, esperanza y paz, sino también amor genuino hacia él: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:18).
Hoy no debes tener miedo. Dios te ama.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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