noviembre 20, 2015

Tiempo de angustia para Jacob | Matutina para Adultos 2015

¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto, que no hay otro semejante a él. Es un tiempo de angustia para Jacob, pero de ella será librado” (Jeremías 30:7).
El profeta Daniel habla de un tiempo de angustia cuando termine el tiempo de gracia: “Será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Dan. 12:1). Jesús también hizo referencia a este período (Mar. 13:19). La aflicción de esos días finales afectará tanto a los justos como a los impenitentes.
El profeta Jeremías compara ese tiempo con la noche de aflicción y tribulación de Jacob cuando luchó en oración para ser librado de la venganza de Esaú que se acercaba a él con cuatrocientos hombres armados; Jacob quiso quedarse solo con Dios para confesarle su pecado, mostrarle su arrepentimiento e invocar el pacto que veinte años atrás había hecho con él en Betel. 
Y mientras en las tinieblas y la soledad de la noche, seguía orando entre lágrimas, una mano se apoya en su hombro, Jacob lo confunde con un enemigo y entabla una lucha con él que dura toda la noche. Al llegar las primeras luces del alba, el desconocido le asesta un golpe que paraliza al patriarca, aferrándose impotente y suplicante al cuello de su misterioso adversario. Solo entonces descubre que es Jesús, el Ángel del pacto, del que finalmente obtiene el perdón, un cambio de naturaleza y la bendición deseada.
Para nosotros, ahora es el tiempo de prepararnos para prevalecer en el tiempo de angustia final. “Los tiempos de apuro y angustia que nos esperan requieren una fe capaz de soportar el cansancio, la demora y el hambre, una fe que no desmaye a pesar de las pruebas más duras. […] 
Todos los que se aferren a las promesas de Dios como lo hizo él [Jacob], y que sean tan sinceros como él lo fue, tendrán tan buen éxito como él. Los que no están dispuestos a negarse a sí mismos, a luchar desesperadamente ante Dios y a orar mucho y con empeño para obtener su bendición, no lo conseguirán” (El conflicto de los siglos, p. 606). 
En nuestras pequeñas pruebas no siempre obtendremos la respuesta que pedimos y esperamos del Señor, pero nuestra confianza implícita en su Palabra nos está preparando para vencer cuando llegue la oscura y terrible noche de la angustia de Jacob.
Confiemos hoy en su bendita promesa: “No temas, porque yo te redimí; te  puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás ni la llama arderá en ti” (Isa. 43:1, 2).

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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