agosto 03, 2015

¿Soy yo, Maestro? | Matutina para Adultos 2015

“Entonces, respondiendo Judas, el que lo iba a entregar, dijo: ‘¿Soy yo, Maestro?’ ” (Mateo 26:25).
Jesús y Judas están frente a frente. Aunque las versiones de la última cena que nos presentan los cuatro evangelistas tienen diferencias importantes, hay un hecho que ninguno omite: la declaración de Jesús de que iba a ser entregado por uno de los doce y las reacciones que esto produjo en ellos.
Todos tenían la sensación de estar viviendo momentos muy trascendentes y que algo importante iba a suceder, pero cuando el Maestro dijo con tristeza: “De cierto, de cierto os digo que uno de vosotros me va a entregar” (Juan 13:21), se entristecieron en gran manera y comenzó a escucharse el grito de sus conciencias: “¿Soy yo, Señor?”
En el cenáculo, junto al Maestro, hubo dos tipos de conciencia: las conciencias de los once (incluida la de Pedro que le negaría poco después tres veces), sensibles, abiertas, sinceras; y la conciencia de Judas, insensible, rigurosa, hipócrita.
Por eso Jesús hizo a la conciencia de Judas apelaciones cada vez más directas:
  1. Durante el lavamiento de los pies, Jesús acarició en silencio las extremidades de su discípulo.
  2. En la mesa, Jesús dijo: “Uno de vosotros me va a entregar” (Mat. 26: 21). Un poco más tarde, el Señor precisó: “El que mete la mano conmigo en el plato” (26:23). Recurrió después a la amenaza directa: “¡Ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera no haber nacido” (26:24). Juan se acercó al Maestro y le preguntó: “Señor, ¿quién es?” Y Jesús respondió: “A quien yo le dé el pan mojado, ése es. Y, mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón” (Juan 13:6). Y su último intento de hablar directamente al corazón de Judas fue la respuesta a la pregunta hipócrita que Judas le dirigió: “¿Soy yo, Maestro?” Jesús le respondió: “Tú lo has dicho”.
  3. Satanás, en ese momento, entró en él, dice el texto, así que Cristo le increpó: “Lo que vas a hacer, hazlo pronto” (Juan 13:27).
  4. Este triste relato acerca de Judas y su conciencia concluye con una siniestra declaración del evangelista: “Cuando él tomó el bocado, salió en seguida. Era ya de noche” (Juan 13:30).
Cuando la conciencia resiste impasible las bondadosas invitaciones del Señor, la luz de Dios que nos ha rodeado desaparece y nos envuelven las tinieblas de la obcecación y de la sinrazón. Satanás toma posesión de nuestra vida y nadie puede imaginar entonces a qué extremos de maldad podemos llegar. Judas entregó a Jesús a sus enemigos y luego se ahorcó.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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