agosto 13, 2015

¡Consumado es! | Matutina para Adultos 2015

“Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: ‘¡Consumado es!’ E inclinando la cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19:30).
Lucas y Juan son los únicos que describen el momento mismo de la muerte de Jesús. Ambos coinciden en señalar que el Señor entregó su espíritu.
Pero Juan añade una corta frase de Jesús que, sin duda, cuando escribió su Evangelio a finales del siglo I, había adquirido un profundo significado en la iglesia primitiva: “¡Consumado es!” La sexta palabra de Jesús en la cruz que, como el resto de las cuatro últimas, tiene que ver con su obra de salvación. 
En efecto, el significado múltiple del verbo empleado aquí puede ser “ejecutar”, “cumplir”, “consumar”, “acabar”, “pagar”, pero ¿qué? ¿De qué se trata? De la salvación del mundo, de la redención de la humanidad. Sus sufrimientos y su muerte iban a permitir al hombre pecador alcanzar la justificación y la vida eterna.
En la oración sacerdotal, Cristo ya había anunciado al Padre: “He acabado la obra que me diste que hiciera” (Juan 17:4). Ahora, en el momento de su muerte, confirma con un grito de victoria que esa obra ha sido consumada.
El plan de la salvación, concebido desde antes de la fundación del mundo, ha sido ejecutado. Se han cumplido los anuncios de los profetas mesiánicos. Se ha pagado el rescate para librar al hombre de la esclavitud del mal. Finalmente, se ha logrado el objetivo de la encarnación del Hijo de Dios. La muerte de Cristo en la cruz no fue el fracaso de su ministerio en esta tierra; no sucumbió ante la crueldad, las pasiones y el odio de los que le crucificaron. Su muerte fue una victoria contundente y su grito final, “¡Consumado es!”, un clamor de triunfo que resonó en el Calvario, en este mundo, en los cielos y por la eternidad.
“Todo el cielo se asoció al triunfo de Cristo. Satanás, derrotado, sabía que había perdido su reino. […] El clamor, “Consumado es”, tuvo profundo significado para los ángeles y los mundos que no habían caído. La gran obra de la redención se realizó tanto para ellos como para nosotros. Ellos comparten con nosotros los frutos de la victoria de Cristo. […] 
Satanás vio que su disfraz le había sido arrancado. Su administración quedaba desenmascarada delante de los ángeles que no habían caído y delante del universo celestial. Se había revelado como homicida. […] había perdido la simpatía de los seres celestiales” (El Deseado de todas las gentes, pp. 706, 709).
Así como Jesús terminó su obra, decidamos hoy cumplir la misión que él tiene para nosotros.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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