A fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. (Efesios 5:27)
¿Planchar en un caluroso día de verano? Hubiera preferido que no fuera así. Pero allí me encontraba, con una cesta de camisas recién lavadas frente a mí que esperaban la plancha. Mi esposo y mis hijos las necesitaban para ir a la iglesia y era viernes. Así que, sin pensarlo mucho, entré en acción. Una por una, prolijamente, planché cada camisa, usando el vapor según fuera necesario, para quitar hasta las más pequeñas arrugas. Luego las colgaba cuidadosamente. Aunque el vapor de la plancha me invadía y me hacía sufrir mucho calor, sabía que mi familia bien valía el esfuerzo.
Entonces pensé en nuestros atavíos espirituales. Fueron lavados en la sangre del Cordero, cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador. Pero ese es solo el comienzo de nuestra preparación. Si hemos de estar listos para su segunda venida, nuestra vestimenta necesita ser lavada en la sangre de Cristo, y nuestro carácter “planchado” con la plancha del Espíritu Santo, aunque esto signifique padecer el calor y el vapor de las pruebas.
Si se lo permitimos, Dios puede alisar cuidadosamente, día a día, cada arruga de nuestro carácter. Diligentemente nos prepara para su reino. Cada vez que aplica el calor, se suaviza o elimina una arruga. Cada prueba y dificultad que soportamos, dice cuán importantes somos para nuestro Padre celestial. Nos llama a ser “perfectos, como [nuestro] Padre que está en los cielos es perfecto” (Mat. 5:48).
La próxima vez que sientas el calor de las pruebas o de la tribulación, alaba a Dios. Exclama: “Sí, Señor, elimina cada una de mis arrugas”. Y recuerda, amiga: no sufres sola. Cristo Jesús, con plancha en mano, también sufre el calor y el vapor de las pruebas, mientras procura con diligencia eliminar cada imperfección de tu carácter.
Señor, gracias por el Espíritu Santo, quien prepara mi carácter para tu reino. Ayúdame a que, confiadamente, soporte el calor mientras que tú planchas cada una de mis arrugas. Anhelo de todo corazón estar lista para morar en tu presencia. Amén.— Rhodi Alers de López.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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