“Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35).
Aunque estas palabras atribuidas a Jesús no aparecen en los evangelios, pueden pertenecer a la tradición oral o a los escritos que circulaban sobre la vida del Salvador y que Lucas, autor a la vez del Evangelio y del libro de los Hechos, había consultado (Luc. 1:1). Por otra parte, la dicotomía dar/recibir no es extraña al mensaje de Cristo: “De gracia recibisteis, dad de gracia” (Mat. 10:8); “Dad, y se os dará” (Luc. 6:38) y de sí mismo Jesús dijo: “El Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos” (Mat. 20:28).
Dios es el primer y gran Dador de este mundo: el Dador de la vida, el Creador (Gén. 2:7); da simiente al que siembra y pan al que come (2 Cor. 9:10); el que da riqueza, cosechas y frutos al campo (Sal. 147:8, 9, 14-18); el que da a los hombres la ciencia, las fuerzas y el poder de hacer riquezas (Deut. 8:17, 18);
Dios es también el que da sabiduría abundante a quien se la pide (Sant. 1:5) y toda buena dádiva y todo don perfecto descienden del Padre de las luces (Sant. 1:17), finalmente, y como resumen de todos los dones de Dios a los hombres, dio a su Hijo, para que todo aquel que en él crea no se pierda más tenga vida eterna (Juan 3:16).
También las Escrituras nos narran ejemplos de generosos dadores humanos (Éxo. 36:5). David también dio para la casa de Dios más de lo ya ofrecido, “por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de mi Dios” (1 Crón. 29:3).
Finalmente, Pablo dice de las iglesias de Macedonia que le habían ayudado “conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas” (2 Cor. 8:2, 3).
En todos estos casos, el texto bíblico subraya la naturaleza del verdadero dador que no se conforma con cumplir con un deber, sino que va más allá de lo estrictamente necesario, corriendo, con gozo, la segunda milla.
Por eso son bienaventurados porque sienten el gozo y privilegio de compartir, porque consideran dar una bendición que los hace sensibles, solidarios y felices, como Dios mismo el gran Dador de este mundo.
Porque hay un Dios en los cielos… haz de este día un día de entrega y servicio a los demás.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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