Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos. Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. (Hechos 7:29, 30).
Moisés vivió 120 años, y su vida puede ser dividida en tres grandes períodos, cada uno de 40 años. Durante el período central, entre las glorias de Egipto y la peregrinación de Israel a Canaán, Moisés pasó cuatro décadas, en el mayor anonimato, en el desierto de Madián, apacentando las ovejas de su suegro, Jetro.
¿Por qué Dios dispuso así las cosas para la vida de Moisés? Si tenía el plan de que Moisés liberara al pueblo de Israel, ¿por qué no lo hizo inmediatamente, cuando todavía estaba en el vigor de su juventud? ¿Por qué cuarenta años de ostracismo? ¿No es demasiado tiempo?
Para nosotros, puede parecer una pérdida de tiempo, todo un desperdicio de talentos y oportunidades para Moisés. Pero Dios tiene una visión distinta de la nuestra. Dios tenía un propósito con esa prueba a la que estaba sometiendo a Moisés, un propósito espiritual, sublime y glorioso: era una escuela de preparación moral y espiritual que Moisés necesitaba, a fin de estar calificado para ser el instrumento de Dios y llevar adelante una de las más grandiosas epopeyas de liberación.
Quizá durante esos cuarenta años, Moisés sintió que estaba desperdiciando su vida, al compararla con el “desarrollo”, los lujos, los placeres y el “éxito” que le habría reportado quedarse en Egipto como hijo del Rey. Pero Dios tenía un propósito, y seguramente poco a poco Moisés fue entendiéndolo, sobre todo cuando tuvo su gran encuentro con Dios en la zarza ardiente (Exo. 3). Siempre es el encuentro con Dios lo que le da sentido a nuestra historia personal y a nuestros padecimientos.
Hoy, es posible que estés padeciendo algún infortunio desde hace largo tiempo, y oras para ser liberado. No te desesperes; si Dios lo permite es porque, a semejanza de lo que sucedió con Moisés, está haciendo una obra importantísima en tu vida, tiene un propósito glorioso, y te está preparando para cumplirlo. Como un experto alfarero, te está moldeando a través de pruebas, problemas, dificultades y aun sufrimientos.
DEVOCIÓN MATUTINA JÓVENES 2015
EL TESORO ESCONDIDO
Un encuentro con Dios en tu juventud
Por: Pablo M. Claverie
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