agosto 21, 2015

Hazme a mí primero | Matutina para Adultos 2015

“Elías le dijo: ‘No tengas temor: ve y haz como has dicho; pero hazme con ello primero una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela. Después la harás para ti y para tu hijo’ ” (1 Reyes 17:13).
Una pertinaz sequía y el hambre estaban devastando al pueblo de Israel, cuando Elías llegó a casa de la viuda de Sarepta: “Cuando llegó a la puerta de la ciudad, había allí una mujer viuda que estaba recogiendo leña. Elías la llamó y le dijo: ‘Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso para que beba’. Cuando ella iba a traérsela, él la volvió a llamar y le dijo: ‘Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tus manos’ ” (1 Rey. 17:10, 11).
La mujer le respondió: “¡Vive Jehová, tu Dios, que no tengo pan cocido!; solamente tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en una vasija.
Ahora recogía dos leños para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo. Lo comeremos y luego moriremos” (vers. 12).
El profeta escuchó en paz a la viuda y le dijo: “No tengas temor: ve y haz como has dicho; pero hazme con ello primero una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela. Después la harás para ti y para tu hijo”. ¡Inconcebible!
¿Cómo podía pedir tal cosa el siervo de Dios? La petición de Elías estuvo fundada en una promesa explícita del Señor: “Porque Jehová, Dios de Israel, ha dicho así: ‘La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra’ ” (vers. 14). Y así fue. La mujer aceptó la prueba de fe y obedeció: “La viuda fue e hizo como le había dicho Elías. Y comieron él, ella y su casa, durante muchos días” (vers. 15).
Pensar primero en nosotros mismos es una opción equivocada porque finalmente es en Dios donde encontramos nuestra seguridad. Por nuestro propio bien y como un antídoto contra el egoísmo, esta historia nos enseña que Dios jamás depone su derecho a ocupar el primer lugar en nuestras vidas, que el yo jamás tiene prioridad sobre Dios. 
Dice Elena de White: “Muchos […] no le dan a Dios la oportunidad de cuidarlos. Y el Señor no hace mucho por ellos, porque no le dan ocasión. Se preocupan demasiado por sí mismos, y creen y confían poco en Dios” (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 177).
Pon hoy al Señor en primer lugar y confía en sus promesas.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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