¿En qué se concentran nuestros pensamientos: en cosas verdaderas o falsas, honestas o deshonestas, puras o impuras, honorables o vergonzosas? Lo que ponemos en nuestra mente afecta a nuestro corazón
De la abundancia del corazón habla la boca: nuestra mente trabaja, nuestra lujuria arde, la ansiedad nos tortura, la culpa nos mata. La guerra de las preocupaciones y tentaciones se gana o se pierde en el campo de batalla de nuestra mente.
A veces somos prisioneras de la ansiedad, la depresión y las preocupaciones; nos quejamos de que luchamos contra el pecado, pero secretamente le damos al enemigo las municiones para que nos ataque. Leemos libros que no edifican, oímos música que no exalta a Dios, tenemos conversaciones y vemos cosas que corrompen nuestra mente, permitimos que el rencor endurezca nuestro corazón. Luego nos preguntamos: ¿por qué nos cuesta hacer cambios para bien en nuestra vida?
Cuando dejamos que Jesús impregne nuestra existencia, cuando llevamos cautivos todo pensamiento y toda situación emocional en obediencia a Dios (ver 2 Cor. 10:5), todo lo negativo pierde su poder. La obediencia a Cristo, alimentada en la oración sincera y en el estudio de su Palabra, genera quietud, calma, poder y libertad.
Hermana querida, deja que Jesús controle tu mente, tus emociones, tu vida. Deposita tu confianza en Jesús y no en ti misma. Recuerda esta promesa: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera” (Isa. 26:3). Estas palabras deben recobrar vida latente en ti. Todo tu ser deber ser llenado por el Espíritu de Dios.
Cuando el enemigo quiera entrar en tu mente, tu campo de batalla, di con seguridad: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Tim 1:7).
Que hoy tu mente alcance la victoria, para que camines de gloria en gloria hacia el reino de los cielos.— Zulma M. Ramírez.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
Lecturas Devocionales para Damas 2015
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