“Porque para mí el vivir es Cristo y el morir, ganancia” (Filipenses 1:21).
En junio de 1964 me gradué en la Facultad de Teología Adventista de Collonges-sous-Salève (Francia). Nuestro invitado fue Charles Winandi y nuestra divisa “Vivir es Cristo”; y este fue también el tema de mi primer sermón.
“Vivir es Cristo” es una interpretación de la vida verdaderamente sugestiva para un cristiano. Al recibirlo del apóstol Pablo, no puedo por menos que recordar aquella otra interpretación de la vida que Calderón de la Barca escribió en La vida es sueño:
“¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción;
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son”.
Es el contraste entre una visión pesimista, decepcionante de la vida y una exultante manifestación del todo de la vida de un cristiano.
¿Qué significaba para Pablo vivir? Lo que podemos inferir de este versículo y de otros paralelos (Gál. 2:20) es que el cristianismo es más que la pertenencia a una religión, es más que un cuerpo de creencias, es más que un código de comportamiento.
El cristianismo es Cristo, es una experiencia de identificación con él, una manera de dar significado a lo cotidiano.
El apóstol Pablo da tres dimensiones a la comprensión de su divisa “vivir es Cristo”. En primer lugar, vivir gracias a Cristo, porque él es nuestro Creador: “Para nosotros solo hay un Dios, el Padre […] y un Señor, Jesucristo por medio del cual han sido creadas todas las cosas y por quien nosotros también existimos” (1 Cor. 8:6) y es también nuestro Redentor que “os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efe. 2:1).
En segundo lugar, vivir en Cristo se refiere a la experiencia de la conversión y de la comunión con él: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas” (2 Cor. 5:17).
Pablo usa la expresión “en Cristo” 165 veces en sus epístolas siempre para asociarnos a la nueva relación del creyente con el Salvador. En tercer lugar, vivir para Cristo es la dimensión del servicio, la vida como sacrificio, como el don de sí mismo a Dios: “Y él por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Cor. 5:15).
¿Se puede expresar más en tan pocas palabras?
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2015
Pero hay un DIOS en los cielos…
Por: Carlos Puyol Buil
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