Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28
Corría el año 2002. Mi esposo y yo llevábamos a nuestro hijo mayor de vuelta a la universidad, después de haber pasado el fin de semana con nosotros.
Aprovechamos para conversar mientras nuestro hijo conducía. De pronto el auto perdió fuerza y velocidad. Nos estacionamos al lado de la carretera para determinar cuál podía ser el problema. Mi esposo destapó el capó del motor, y notamos que el radiador estaba muy caliente, y en cuestión de segundos explotó. Me quemó la cara y el brazo derecho, y a mi esposo el vientre. Mi hijo salió ileso.
Algunos viajeros acudieron a ayudarnos. Llamaron a la ambulancia, y nos transportaron al hospital más cercano. Mis quemaduras fueron de tercer grado, y el médico nos afirmó que iba a necesitar cirugía plástica en la cara. Mi rostro era irreconocible. Desconsolada y asustada, me imaginé aislada en el futuro, sin que nadie me viera, puesto que mis cicatrices serían motivo para ser discriminada.
El ardor era intenso. Me preguntaba por qué Dios me permitía experimentar tanto dolor. Me sentía humillada. Pero allí, postrada, él me habló por medio del dolor. Me mostró su amor, y me hizo entender que él me necesitaba humilde, para usarme en su servicio. Debía dejar el orgullo y la suficiencia propia, y depender más de él, y no de mis capacidades.
Estuve bajo cuidado médico durante dos años aproximadamente, y me sometieron a cuatro cirugías en el brazo. Ahora mi rostro está bien. Dios me restauró con su poder, y no necesité cirugía plástica. Agradezco a Dios por mi recuperación, y porque esta experiencia transformó mi vida. Ahora lo amo y le sirvo con todo mi corazón, y él me guía.
Dios vence nuestra adversidad y nos educa por ese medio. Si estás pasando por alguna dificultad, ten paciencia. Agradece a Dios y espera, porque él tiene algo mejor para ti. Te sorprenderás de cómo Dios hará de ti una obra de arte.
Permite que Dios te modele y transforme, haciendo de ti una vasija útil para su honra y gloria. ¡Dios te bendiga!.—Angelito Zavala.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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