octubre 04, 2015

Quiero cambiar mi nombre | Matutina para Mujeres 2015

Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía. Hechos 11:26
Cuando adquirí la ciudadanía estadounidense en 1997, pensé: “\by a cambiar mi segundo nombre”.
Nunca me había gustado Teresa, así que me puse a pensar en diferentes nombres. Al fin me dije: “\by a adoptar mi apellido de soltera, Iglesias, como mi segundo nombre”. Y me sentí muy feliz por ello. Cuando el empleado que me atendió me preguntó la razón del cambio, le respondí que no me gustaba el nombre Teresa, y él sonrió. Les informé a mis padres de que había recuperado mi apellido de soltera. Papi se puso muy contento, y no hubo reclamos.
Tiempo después supe de Teresa de Calcuta: su dedicación, su desinterés y abnegación por su ministerio de servicio hasta los últimos días de su vida, su pasión por ayudar a los menos afortunados, por quienes prácticamente dio su vida. Estuve leyendo de ella, luego miré una película de la vida de esta piadosa mujer y me dije: “No lo puedo creer; si antes hubiera sabido de ella, no me hubiese cambiado el nombre”. Teresa sonó tan dulce a mis oídos (aunque sé que ese no era su verdadero nombre), que me gustó, por la persona que representaba.
Esto me hizo meditar en que algunas veces nos avergonzamos de llamarnos “cristianos”, y negamos fácilmente que lo somos. Pedro estaba muy seguro de que no negaría nunca a su Maestro, y aunque fue advertido por él, olvidó su promesa. Su miedo y su cobardía fueron más grandes que su deseo de identificarse con Jesús.
Cuando reflexionamos en la vida del Señor Jesús y contemplamos su sacrificio y su misión en esta tierra, que consistió en ayudar a todos sin distinción de raza o color, somos subyugados por su nobleza. Su amor nos incluyó a ti y a mí, al punto de dar su vida en la cruz por nuestros pecados. Entonces entendemos que ser llamados “cristianos” es honroso, y llevamos este nombre con alegría, sin pensar en las consecuencias.
Te invito a contemplar la vida de Jesús y, al salir de tu casa, llevar con satisfacción el nombre propio: Cristiana.—Alina Careaga.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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