abril 26, 2012

LOS OJOS DEL ENTRENADOR

El Señor dice: «Mis ojos están puestos en ti». __{Salmo 32:8.

Cuando un periodista preguntó a los jugadores de fútbol americano Green Bay Packers la razón de su éxito, uno de ellos respondió: «No jugamos para las masas que están en las bancas o los millones que ven el juego por televisión. No nos preocupa, mayormente, lo que dicen los medios de comunicación. Jugamos con un solo objetivo en mente: los ojos del entrenador. Cuando revisamos la filmación el lunes por la mañana, queremos estar seguros de que Vince Lombardi haya quedado satisfecho».

¿Por qué tuvieron tanto éxito los Green Bay Packers?. Porque en el campo de juego, lo único que les importaba eran los ojos del entrenador, no los de la multitud.

Y tú ¿qué dices? Al enfrentar los desafíos del mundo, ¿qué te preocupa más? ¿A quién quieres agradar? ¿Te atreverás a vivir de tal modo que puedas agradar al Entrenador celestial, el Señor Jesucristo? ¿O simplemente formarás parte del montón, para quienes únicamente cuenta el aplauso del público en las gradas?

Mientras Jesucristo estuvo entre nosotros, vivió solo para agradar al Padre. Dijo: «Porque yo no he venido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado» (Juan 6:38). Nada hizo para complacer al populacho, y nada lo desvió del sendero del deber, ni siquiera la sombra de la cruz.

¿Copiarás el Modelo? Dios no quiere que imitemos «las costumbres de este mundo»; por el contrario, espera que seamos «personas nuevas, diferentes, de novedosa frescura en cuanto a conducta y pensamiento» (Rom. 12:2, versión Lo más importante es el amor). Y mientras así vivas, su promesa para ti es: «Te haré entender, te enseñaré el camino en que debes andar, sobre ti fijaré mis ojos» (Sal.32:8,NRV2000).

¿Qué te promete el Señor? Según nuestro versiculo para hoy, él te ha prometido:

1. Sabiduría para distinguir el bien del mal: «Te haré entender».

2. Dirección, pues te enseñará «el camino en que debes andar», y

3. Protección, pues sobre ti fijará sus ojos. ¿A quién te propones complacer hoy, al "Entrenador celestial, Cristo el Señor, o la multitud?

Señor, concédeme hoy tu sabiduría, de modo que viva solo para complacerte a ti

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