abril 04, 2012

CONTAR NUESTRA HISTORIA "Evangelismo y testificación"

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Como dijimos antes, la testificación más poderosa que puede dar un creyente en favor de Jesús es compartir su testimonio personal. Es decir, compartirlo que Dios ha hecho por mí, y cómo él ha afectado mi vida y mi experiencia. Generalmente, un testimonio personal se expresa en tres movimientos diferentes. La primera parte es un breve repaso de la vida del creyente antes de aceptar a Jesús como su Salvador personal. La segunda parte es una explicación de cómo la persona se encontró con el Señor. La tercera es una declaración de la experiencia de la vida desde que conoció a Jesús.

Lee Hechos 22:2 al 21. El discurso de defensa de Pablo ante el concilio de Jerusalén tiene la forma de un testimonio personal.

¿Cuáles fueron algunos de los puntos que presentó en cada sección de su testimonio? Su vida antes de conocer a Jesús (versículos 3-5):

Cómo se encontró con el Señor (versículos 6-16):

Su vida desde su conversión (versículos 17-21):

Aun si te criaste en un hogar cristiano y no tuviste una experiencia dramática de conversión, ciertamente tuviste un momento en que hiciste un compromiso personal con Jesucristo. Piensa en tu experiencia y trata de escribir algunos puntos que te ayudarán a formular tu propio testimonio personal. Mi vida antes de conocer a Jesús (o antes de hacer el compromiso con él):

Cómo me encontré con Jesús (o qué influyó para comprometerme con él):

Mi vida desde que acepté a Jesús como mi Salvador personal:

Un testimonio personal no debería ser una autobiografía muy larga ni detallada. Mencionamos antes que la testificación es una forma más espontánea de compartir a Jesús de lo que es un enfoque de evangelización planificada. Los cristianos deberían ser capaces de dar su testimonio en un breve momento, ya que no sabemos cuándo puede surgir la oportunidad de hablar por Jesús. Podría ocurrir en lugares y en momentos inesperados. Puede ser en una terminal de ómnibus o en un avión. Puede suceder en una breve llamada telefónica. Cualquiera que sea la manera en que surja la oportunidad, deberíamos estar listos y dispuestos a hablar acerca de lo que Dios hizo por nosotros, qué razones tenemos para nuestra fe y la esperanza que Dios nos ofrece, y se la ofrece también a los demás.

Considera la diferencia eterna entre los perdidos y los salvados, entre la muerte eterna y la vida eterna. A la larga, ¿qué otra cosa realmente importa?

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