marzo 01, 2012

La cruz en la historia

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¿Has notado que la historia del mundo se divide con un evento? Ese evento no fue el surgimiento o la caída de algún gran imperio, ni el descubrimiento de un nuevo continente. En cambio, la historia del mundo se dividió por la muerte de un solo rabí que vivió en una parte oscura del Imperio Romano. Muchos judíos fueron muertos por los romanos, pero esta única muerte fue la señal que dividió la historia del mundo en sus dos mayores épocas.
   Por supuesto, esa muerte es la de Jesús en la cruz.
  En el contexto de Dios y la historia, podemos apreciar mejor la importancia de la salvación. En la Cruz, –con el obvio fracaso de los seres humanos y de la historia humana–, es donde se desenvuelve la historia del mundo. La Cruz nos dice que, al perdonarnos y hacernos sus hijos, Dios ha abierto un futuro nuevo para nosotros, en el que ya no necesitaremos arrastrar la enorme culpa de nuestro pasado y presente. Esta culpa ha sido quitada por aquel que “llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores” (Isa. 53:4).
   La doctrina de la salvación puede expresarse en esta sola oración: Dios cancela nuestra historia sin esperanza y, en su lugar, nos da su historia. Por medio de él, la historia de la esclavitud al pecado se termina, y las manchas del pasado no nos acusarán ni se burlarán de nosotros. Nuestra historia personal condenatoria es remplazada por la historia perfecta de Jesús. Así, él nos libera de nuestro pasado y nos da la promesa de un futuro maravilloso. En la Cruz, Dios garantiza que, sea cual fuere nuestra historia o lo que suceda en la historia del mundo, tendremos un futuro nuevo y glorioso.

Lee 2 Corintios 5:17 al 19. ¿Qué hizo Jesús por toda la humanidad? ¿Cómo este evento cambió la historia humana?

Nuestros pecados fueron puestos sobre los hombros de un Dios que, voluntariamente, murió cargando la culpabilidad humana y, en su lugar, nos dio la salvación. Y como clímax, nos dará una historia eterna con el Autor de la historia. El destino de cada persona está involucrado aquí. La segunda venida de Cristo será decisiva. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento prometen un “cielo nuevo y una tierra nueva”.

Si has aceptado a Cristo, ¿cómo debería ser diferente tu futuro, ya que tu historia pasada no se usará para condenarte?

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