“¿Dónde está la promesa de su venida?”
Desde los comienzos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, creímos que la venida de Cristo era inminente. Pero, todavía estamos aquí, por más tiempo del que habíamos esperado. ¿Cómo debemos entender esta “demora”?
Ahora, debemos tener en cuenta que no somos los únicos cuyas expectativas de cuándo actuaría Dios no se cumplieron de acuerdo a lo esperado.
Eva, por ejemplo, pensó que la promesa de Dios de un Libertador (Gén. 3:15) se cumpliría con su primogénito. Lee Génesis 4:1. Una traducción literal del pasaje diría: “He recibido un varón, Jehová” Ella estaba equivocada; el hijo fue Caín, no el Redentor, que vendría miles de años más tarde.
“La venida del Salvador había sido predicha en el Edén. Cuando Adán y Eva oyeron por primera vez la promesa, esperaban que se cumpliese pronto. Dieron gozosamente la bienvenida a su primogénito, esperando que fuese el Libertador.
Pero, el cumplimiento de la promesa tardó. Los que primero la recibieron, murieron sin verlo. Desde los días de Enoc, la promesa fue repetida por medio de los patriarcas y los profetas, manteniendo viva la esperanza de su aparición y, sin embargo, no había venido” (DTG 23).
Lee Hebreos 11. ¿Cuál es el punto principal del capítulo y cómo participa en el tema de la demora? (Ver especialmente los vers. 13, 39 y 40).
En toda la Biblia, hay ejemplos de personas que esperaron con ferviente expectativa. Considera a Abraham esperando al hijo prometido; a Israel en Egipto, esperando su liberación. En los Salmos se pregunta: ¿“Cuánto tiempo” hasta que venga la liberación? Y no deberíamos sorprendernos, ya que Pedro escribió, hace casi dos mil años: “Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Ped. 3:3, 4).
¿Piensas que Cristo ya debería haber vuelto? ¿Te encuentras, a veces, desanimado por la “demora” o, incluso, dudando de la segunda venida porque todavía estamos aquí? Medita en toda la evidencia que tenemos del retorno de Cristo, pero no olvides que tu comprensión del tiempo es radicalmente diferente de la de Dios.
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