¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de Jesús y de la oración? ¿Cuál es el contexto de estos versículos? Luc. 3:21,22; Luc. 9:28,29; Luc. 6:12,13; Heb. 5:7; Mat. 14:23; Luc. 22:31,32; Mat. 26:34-44.
Jesús, el Hijo de Dios, el que no cometió pecado, no tuvo faltas, el que vivió en perfecta armonía con la voluntad del Padre, tenía una poderosa vida de oración. (Los versículos recién citados no incluyen la oración de Jesús en Juan 17.) Si Jesús necesitaba orar a fin de tratar con las situaciones que afrontaba, ¿cuánto más lo necesitamos nosotros? El ejemplo de oración de Cristo nos dice cuán central es la oración en nuestra jornada con Dios. Es difícil imaginar que alguien tenga una relación con Dios sin que esa persona ore. Si la comunicación es vital para mantener una relación con otras personas, ¿cuánto más si esa relación es con Dios? Jesús nos da un ejemplo. A nosotros corresponde elegir seguirlo.
¿Cuán sistemático es tu vida de oración? ¿Cuán fácilmente te distraes y no oras? ¿Oras en forma permanente o solamente cuando estás en dificultades? ¿Cómo puedes aprender a hacer que la oración sea más central en tu andar con Dios?
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