Que Dios no haya vuelto todavía es, sin duda, la base de algunos de los consejos de Pablo a los tesalonicenses. ¿Qué aconsejó Pablo a la iglesia en Tesalónica mientras esperaban el prometido regreso de Cristo? 2 Tes. 2.
Ciertos eventos debían suceder en la historia humana antes de que Jesús regresara, pero la esperanza para el futuro era gloriosa.
El Apocalipsis, el gran libro de los “clímax”, también habla de una demora. Al abrir el quinto sello, ¿qué exclaman las voces bajo el altar? Apoc. 6:9-11. ¿Qué implicancia tiene esto respecto del tema de la “demora”?
Lee Lucas 12:42 al 48. ¿Cómo nos ayuda este pasaje a comprender la “demora”? Más aún, ¿a qué advertencia importante deberíamos atender para no comenzar a sentir del mismo modo?
¿Qué diremos de los textos que hablan de que Jesús vuelve pronto? Por ejemplo: “¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro” (Apoc. 22:7).
Hasta donde llega nuestra experiencia personal, la segunda venida de Cristo es tan “cercana” como nuestra muerte. Morimos, no importa cuánto tiempo dormiremos en la tumba –dos años, doscientos, dos mil– cerramos nuestros ojos y lo primero que sabremos al abrirlos es que Jesús ha regresado. Así, uno podría alegar que, desde nuestra perspectiva personal, la segunda venida no demora más que el espacio de una vida humana individual. Aunque la segunda venida de Cristo misma es un evento universal literal que impacta a toda la Tierra, la experimentamos solo como individuos.
Al pasar los años, ¿te encuentras cómodo en el mundo y sus cosas, y menos concentrado en la realidad de la segunda venida? Si es así, probablemente no estés solo. ¿Cómo podemos vencer esta tendencia, natural pero potencialmente peligrosa? Llena tu respuesta a la clase el sábado.
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