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Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Marcos 5:28.
Imagino que alguna vez habrás escuchado la frase “lloran, gritan y patalean”. Es una frase muy común en nuestra lengua hispana. Generalmente la utilizamos para referimos a las personas que poseen una gran necesidad de hacerse notar. Yo soy demasiado tímida para querer hacerme notar en público. Pero no juzgo a estas personas.
Ahora bien, imagínate que desde hace años vienes padeciendo una enfermedad crónica que está consumiendo tu vida, y ahora ha llegado a tu pueblo un hombre con poderes sobrenaturales. Todos anhelan encontrarse con este hombre. Quienes padecen de alguna dolencia cobran ánimo. Los pobres y los desvalidos recobran esperanzas perdidas. Multitudes de todas partes lo siguen, lo buscan, le ruegan. Se dice que este hombre da vista a los ciegos y oído a los sordos. Aseguran que a su mandato los enfermos sanan, y aun la muerte retrocede.
¿Dejarías que ese hombre pasara de largo para siempre? ¿No te harías notar, y aun gritarías y clamarías, para aprovechar tu única oportunidad de sanación? Estoy casi segura de que tratarías de atraer su atención sobre ti, a como diese lugar. ¿No es cierto? En el modo de actuar de esta mujer me reconozco a mí misma. Ella me atrae: aunque procura pasar inadvertida, su necesidad y su fe la impulsan a intentar lo imposible.
Ella sabe que Dios conoce el corazón humano, que el Hijo de Dios ve en lo secreto. Sabe que no es necesario recurrir al escándalo para llamar la atención del Creador. Basta aferrarse a la Omnipotencia por medio de la fe. Entonces, la impotencia humana echa mano del dominio del Todopoderoso. Y al toque silencioso de la mujer, sale virtud del Unigénito de Dios.
Jesús reconoció el toque de la fe: “Alguien me ha tocado [haptomai: se aferró a mí]; porque yo he conocido que ha salido poder de mí” (Luc. 8:46).
Toda hija de Dios puede aferrarse por fe al manto de Jesús. Y de hecho, lo hacemos. Cuando nos abandonamos por fe a la oración, de cierta forma estamos tocando en silencio el manto de nuestro amante Salvador. Esa oración de fe no es ignorada por nuestro Salvador, él sabe cuando lo tocamos, porque “ha salido poder” de él -Olga Valdivia.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015 Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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