Skip to content
Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. Lucas 15:3-7.
En esta primera parábola, Jesús se refiere a la gente que se sabe perdida, que está sufriendo, que tiene angustia, pero que no sabe cómo volver a Dios. No son apáticos y fríos hombres y mujeres secularizados, materialistas, insensibles a todo lo espiritual.
Por el contrario, sienten su necesidad de salvación, pero no saben cómo suplirla, a dónde recurrir; o incluso quizá sepan hacerlo, pero se sienten tan indignos, tan culpables por sus errores y caídas en el mal que les parece que no pueden acercarse a Dios. Su mente está ofuscada, su sentimiento de culpa los paraliza, los inhibe, les impide volverse a Dios.
Pero Jesús dejó las glorias y la felicidad infinitas del cielo, su seguridad y bienestar, y vino a este mundo precisamente a buscar y salvar a sus ovejas perdidas.
Lo más notable de la parábola es que, cuando el pastor encuentra a su oveja, “la pone sobre sus hombros gozoso”; la carga durante todo el camino de regreso, y cuando llega a su casa sale por el vecindario exultante de gozo a compartir con sus amigos y sus vecinos la alegría que tiene por haber encontrado a su oveja perdida.
Y lo más importante de la parábola es que -dice Jesús- fue tras la que se perdió “hasta encontrarla”. Es decir, Jesús no se dio por vencido ante las dificultades y la demora en hallar a su oveja. Por el contrario, su búsqueda no cejó hasta lograr su propósito de encontrarla.
Puede ser que en este momento te encuentres o te sientas apartado de Dios, y que te hayas cansado de la vida espiritual, pero ten la seguridad que Jesús “porfiará” en buscarte hasta encontrarte y llevarte de nuevo a la seguridad del “redil” celestial, si se lo permites.
DEVOCIÓN MATUTINA JÓVENES 2015 EL TESORO ESCONDIDO
Un encuentro con Dios en tu juventud Por: Pablo M. Claverie
0 comentarios:
Publicar un comentario