La naturaleza y la revelaciòn, testifican igualmente del amor de Dios. Nuestro Padre celestial es la fuente de vida, de sabidurìa y de gozo. Mirad las maravillas y bellezas de la naturaleza. Pensad en su magnìfica adaptaciòn a las necesidades y a la felicidad, no sòlo del hombre, sino de todas las criaturas vivientes. El sol y la lluvia que alegran y refrescan la tierra, los montes, los mares y klos valles, todos no hablan del amor del Creador. Dios es el que suple las necesidades cotidianas de todas sus criaturas. El salmista lo expresò en las hermosas siguientes palabras:
Los ojos de todos esperan en ti,
Y tù les das su comida a su tiempo.
Abres tu mano,
Y colmas de bendiciòn a todo ser viviente.
(Salmos 145:15-16)
Dios hizo al hombre perfectamente santo y feliz, y la hermosa tierra, al salir de las manos del Creador, no tenìa ninguna señal de decadencia ni ninguna sombra de maldiciòn. Es la transgresiòn de la ley de Dios, de la ley de la ley de amor, lo que ha traìdo dolor ;y muerte. Sin embargo en medio del sufrimiento que resulta del pecado, se revela el amor de dios. Està escrito que Dios maldijo la tierra por causa del hombre. (Gènesis 3:17). Las espinas y los cardos, las dificultades y las pruebas que hacen de la vida del hombre una vida de trabajos y cuidados, le fueron asignados para su bien, como parte de la preparaciòn necesaria, segùn el plan de Dios, para su elevaciòn de la ruina y de la degradaciòn que el pecado habìa caudado. El mundo, aunque caìdo, no es todo sufrimiento y miseria. En la misma naturaleza hay mensajes de esperanza y de consuelo. Hay flores en los cardos y las espinas estàn cubiertas de rosas.
"Dios es amor," està escrito en cada capullo que se abre, y en cada tallo de la naciente hierba." Los hermosos pàjaros que llenan el aire con sus alegres trinos, las flores exquisitamente matizadas con sus delicados colores perfuman el aire, los frondosos àrboles del bosque con su hermoso follaje de viviente verdor, todos testifican del tierno y paternal cuidado de nuestro Dios y de su deseo de hacer felices a sus hijos…
[El camino a Cristo pag.1]
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