Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Colosenses 3:2
Los primeros años que mi madre estuvo en los Estados Unidos fueron muy difíciles. Mi único hermano vivía en Miami y yo en Oregón. Ella vivía con él, pues se sentía más feliz en el ambiente de Miami. Estaba acostumbrada a vivir en su lugar propio; y ahora vivía en casa de un hijo.
Su oración era obtener una casita donde pudiera tener su propio espacio. Felizmente, después de cinco años, obtuvo ayuda del gobierno para materializar su sueño; y como bono especial, su hermana se mudó y es, hasta hoy, su vecina. Viven en un lugar donde la mayoría son cristianos adventistas. No se cansa de pronunciar palabras de gratitud a nuestro Dios por esas bendiciones.
¿Será que debemos preocuparnos tanto por nuestra casa? ¿Es un tesoro importante para ti? Allí la polilla y el polvo pueden dañar y arruinar. ¿Te afanas por las cosas materiales: una linda casa, muebles caros, sofisticados aparatos eléctricos? ¿Estás tan entretenida con que todo se vea bien, que no has puesto tu mira en lo que es verdaderamente importante: los que viven dentro de ella? Todo lo demás es pasajero.
Preocúpate por tu familia, pues es lo único que tendremos para mostrarle a Jesús cuando venga. Por más cosas lindas que hayas tenido, no podrás llevártelas; todo será destruido. Pero qué recompensa, querida, que tengas vida eterna con esa familia que Dios te ha dado. Entonces podrás tener la casa de tus sueños, la que él está preparando para todos los que esperan su venida.
Dios permita que esta mañana tomes la decisión correcta, y que tu mayor afán sea salvar a tu familia. Y cuando el Señor Jesús venga en gloria y majestad, y te pregunte por tus hijos, tú puedas decirle: “He aquí los hijos que me diste”, y entrar por las puertas de perlas.
Señor, dame las fuerzas para poder luchar por mi familia.—Alina Careaga.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2015
Jardines DEL ALMA
Recopilado por: DIANE DE AGUIRRE
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