¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!
Isaías 60:1
Tenía alrededor de dieciséis años cuando, en un terreno abandonado junto a su escuela, fue violada. Era una muchacha que amaba a Dios, una estudiante brillante y destacada con un futuro muy prometedor. La apreciaban sus compañeros, amigos y maestros, ¡y le sucedía eso!
Alguien la refirió conmigo y cada quince días temamos sesiones de terapia, con la intención de que pudiera sobrellevar ese episodio tan amargo y eliminar poco a poco las secuelas traumáticas que quedan cuando una mujer vive una experiencia tan aterradora. Aunque han pasado algunos años, puedo recordar con bastante nitidez los rasgos del rostro de la muchacha, la forma en que colocaba sus manos sobre su regazo, y la expresión de sus ojos cuando me miraba para escuchar lo que yo le decía. Toda ella irradiaba paz. Pero lo que realmente nunca olvidaré es el ejemplo de entereza, confianza en Dios y fortaleza de aquella mujer, casi una niña, que se veía frágil física y emocionalmente.
La fuerza que emanaba de su interior me hizo reconocer que espiritualmente era una «guerrera». Durante los meses que duró la terapia, aprendí grandes lecciones; creo que ella fue un instrumento de Dios para cambiarme a mí. Su fe en Dios permanecía intacta. El odio natural que debería haber sentido hacia su agresor fue sustituido por compasión y perdón, y estaba segura de que su pureza se mantenía intacta, porque Dios lo había hecho posible en la cruz.
Años después supe que estudiaba una carrera universitaria con mucho éxito, e imagino que ahora debe de ser una profesional realizada. Nunca odió a los hombres, por lo que creo que a lo mejor tiene un matrimonio feliz. ¡Fue capaz de levantarse y resplandecer!
Cuando estamos en el suelo, con nuestro mundo hecho añicos a nuestros pies, dobladas de dolor, enceguecidas por la desesperación, muchas veces no logramos ver la mano de Dios que se extiende solícita y dispuesta a sostenernos y levantarnos. La resurrección del Salvador del mundo debe hacernos recordar que para él no hay imposibles, y que podemos levantarnos de nuestra postración física, emocional o espiritual, si lo miramos y confiamos en su poder restaurador.
Si ahora lloras debido a una pérdida, escucha la voz de Dios que te dice: «¡Levántate y resplandece! Es posible si confías en mi».
[Matutina para la mujer “Aliento para cada día” ]
1 comentarios:
Both apply pressure on the rim bike disc wheelsof the wheel to stop the bike and are considered rim brakes.
While calipers have been and continue to be the most common brakes found on bikes,
the newer cantilevers arecarbon track framestronger ysbike01 and have become more popular in recent years.
Rim brakes work through a system of levers and cables.
Cables connect the brake levers (located on the handlebars) to the brake arms
that surround the top ofroad bicycle framesthe wheels and are secured to the fork in front or seat stay in back.
When the levers are flexed by hand, the cables pull, closing the brake arms around the rims.
When the levers are released thecarbon wheelsbrakes spring back to their original position.
The section of the brakes, called the brake pad or brake shoe,that comes into contact with the moving rim is usually made of rubber or leather to maximize the friction needed to stop.
All other parts of the braking system—arms, cable, and levers—must be rigid
and precisely positioned to transfer the relatively light force exerted by hands on brake leversto the high power needed in the brakes for effective braking.
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