Pablo ilustra su argumento con otro hecho común. Un documento, entre humanos, una vez ratificado, no sufre alteraciones. Así también el Dios Eterno asume el compromiso de cumplir la alianza firmada con sus hijos: “No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios”. - Salmos 89:34 – RV.
¿Falló Dios con su plan de una nación-iglesia para alcanzar a todos los pueblos por la fe en el Redentor? Ciertamente no. Fue durante los reinados de David y Salomón que Israel vivió el período más glorioso de los mensajes de los símbolos. El plan de salvación como una dádiva de la gracia de Dios, llamando al pecador para aceptarlo por la fe, inundaba el corazón de los israelitas y el brillo de esa gloria deslumbraba a todos los pueblos.
La reina de Sabá cuando comprendió el significado del mensaje del “Holocausto que ofrecía en la Casa del Señor quedó como fuera de sí”. - 1 Reyes 10:5- ARA. “ ¿Qué Dios es tan grande como nuestro Dios?”. - Salmos 77:13 – ARA. La comunicación del mensaje de un Dios que perdona por amor, ofreciendo gracia, justificación y reconciliación en la gloriosa promesa de un sustituto inocente, bajo la única condición de la fe, en contraste con la busca del favor de dioses airados, por medio de obras penitentes y angustiantes, tocaba profundamente el pensamiento pagano.
Lamentablemente la secuencia de los acontecimientos demuestra que la nación-iglesia falló en esa gloriosa tarea.
Piense: “Haré una alianza entre Mí y ti, y te multiplicaré extraordinariamente”. – Génesis 17:2; 18:19; 26:5 – ARA.
Desafío: “Él creyó en el Señor, y eso le fue imputado para justicia”. - Génesis 15:6 – ARA.
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