marzo 07, 2014

Dios sana y salva | Matutina para Mujeres

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“[...] Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”.                                                  Jeremías 31:3.

Mi esposo me dijo que había notado sangre en la orina. Sorprendida, comprobé que había orinado bastante sangre, e incluso coágulos. Muy preocupada, conseguí el teléfono del mejor urólogo de la ciudad y concerté una cita para el día siguiente en su consultorio. ¡Cómo oré!

El médico examinó a José y ordenó la prueba del antígeno prostático específico, que detecta el cáncer de próstata. Este antígeno es una proteína que se encuentra en la sangre, elaborado por la próstata, y cuyos valores pueden ser más altos de lo normal en varones con cáncer prostático.
¡Qué angustia sentí cuando recibimos los resultados! Mi esposo presentaba 15,4 m g/ml, es decir unas seis veces más de lo normal. El médico, con una preocupación mal disimulada le ordenó descanso absoluto por diez días, y luego un nuevo estudio. Yo sabía que este resultado y la hematuria probablemente indicaban la presencia del horrible monstruo del cáncer.
Mi ser entero se volvió a Dios en oración y llanto. Mis plegarias diarias hasta ese momento habían sido por la conversión de José, pero ahora pedía por su salud. Mi esposo no comparte mi fe, pero eso no afecta mi amor por él. Lo amo profundamente.
El día de la entrega de los resultados del segundo examen yo estaba muy nerviosa, pero me obligaba a mantener la calma por amor a mi familia.
El médico abrió el sobre lentamente… Su rostro se iluminó, se puso en pie y exclamó con pequeños saltos: “¡Increíble, increíble!” Los estudios daban ahora 0,72 mg/ml del antígeno prostático específico. Mi esposo no tenía cáncer. Cuando volvía a casa, rompí en llanto. Le dije: “Querido José, Dios ha hecho un milagro en tu vida. Estoy muy agradecida a mi Señor”.
No hace mucho, celebrando el aniversario de mi iglesia, le pidieron a José que diera su testimonio. El aceptó y testificó sobre el poder de Dios ante la presencia de muchos hermanos en esa noche especial de oración.
No hay duda, no solo yo amo a mi esposo, hay Alguien que lo ama mucho más que yo y está interesado no solo en su bienestar físico sino también en su salvación. Tengo fe en que un día mis oraciones y mi amor lo llevarán a mi amado Salvador.
Regina Briones de Llempén, Perú.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA LA MUJER 2014 “DE MUJER A MUJER” by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall
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