“No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis”.
Mateo 6:8.
Transcurría el año 1978 y vivíamos en Guayaramerín, un distrito boliviano fronterizo con la República del Brasil, al cual se llegaba solo por vía aérea o fluvial. Mis tres hijos eran pequeños y una de las cosas que me preocupaban en ese lugar era la falta de verduras y frutas para alimentar a mi familia. Durante la sequía el caudal del río Mamoré bajaba mucho y no había transporte fluvial, motivo por el cual no llegaban víveres a ningún precio.
Al sentir necesidad de estos alimentos, tratamos con mi esposo de cultivar una pequeña huerta, pero la tierra no era apta para esos cultivos. Las hormigas y otras plagas destruyeron lo poco que creció.
Una madrugada fui al mercado, pero solamente encontré un poco de tomates y algunas cebollas. Esa mañana llegué a casa llorando y preguntándome con qué verduras prepararía los alimentos para mis hijos. Con más fe que yo, mi esposo me dijo: “Querida, no te preocupes, Dios proveerá”.
Juntos elevamos una plegaria al Señor. Confieso que en ese momento todavía me faltaba la fe, porque yo continuaba llorando. Lo que no sabía era que Dios ya había hecho provisión para nosotros.
Mi madre, que vive en Santa Cruz de la Sierra, tuvo un presentimiento muy fuerte. Ella sentía que tenía que mandarme una encomienda y llenó una canasta enorme con toda clase de verduras, cereales y manzanas, pensando en sus nietos. Apenas mi esposo salió de casa para cumplir su tarea pastoral, llegó un encargado de la línea aérea para entregarnos la encomienda. Cuando abrí la canasta había todo lo necesario ¡y mucho más!
Al comprobar que el Señor había contestado nuestras oraciones aun antes de que nosotros se lo pidiéramos, caí nuevamente de rodillas, pero esta vez con gratitud al Señor porque a pesar de mi poca fe, él me mostró que nunca abandona a sus hijos; solo debemos confiar en sus promesas y pedir con fe.
Querida amiga, tengamos siempre presente que no estamos desamparadas. Los cuidados y la misericordia de Dios nos cubren cual manto, a nosotras y a nuestros hijos, mientras transitemos por este mundo.
Mirtha Velia Villanueva de Vásquez, Bolivia
LECTURAS DEVOCIONALES PARA LA MUJER 2014
”DE MUJER A MUJER”
by: Pilar Calle de Henger, Imagen by: v3wall.com
0 comentarios:
Publicar un comentario